Con las últimas compras de esta mañana terminamos nuestra estancia en Nueva York. Ha sido una semana intensa, como siempre, en la que se nos ha pasado el tiempo volando. Hemos visto bastantes cambios (más suciedad en las calles, mucho homeless, precios muy caros en general) pero lo peor, sin duda, ha sido ese olor a hierba que te ataca sin avisar. Sé que es lo que hay y me temo que habrá que acostumbrarse si queremos seguir visitando determinados estados de este país.
Para evitar problemas de tráfico en Manhattan hemos salido con bastante tiempo de margen hacia el aeropuerto. Quizá hayamos sido un poco exagerados pero no queríamos vivir de nuevo ese atasco insoportable que sufrimos el sábado anterior. Ya se sabe, fin de semana y fechas cercanas a los días navideños es lo peor para estar en el centro de una gran ciudad. Creo que ya hemos aprendido la lección y no repetiremos un viaje así. Las luces se pueden ver desde finales del mes anterior y obviamente hay muchísima menos gente.
En cuanto al vuelo todo ha ido muy bien. Hemos salido súper puntuales para aterrizar unos 10 minutos antes de lo programado. Las 7h y media se han pasado muy rápidas entre intento de ver una película y otra - porque las cabezadas han estado muy presentes - y, excepto unos minutos puntuales de turbulencia, todo ha ido muy suave.
Ahora toca lo complicado: deshacer la maleta mientras hacemos esfuerzos titánicos por mantenernos despiertos hasta la noche. Que no queremos otro jet lag, por favor!
Hasta la proximaaaa!!
En nada, de nuevo viajando por esos mundos de Dios!!
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