Chamonix 2025 - 31 JUL (día 6)


Nos lo recomendó el conductor del transfer el primer día y hoy hemos decidido comprobarlo por nosotros mismos: el Musée des Cristaux es, efectivamente, una maravilla que hay que ver en algún viaje a Chamonix. Está lleno de cristales y piedras preciosas de la zona, pero también tiene donaciones procedentes de otros lugares de planeta. El único inconveniente es que TODOS los carteles están en francés así que, sino tienes mucha idea del idioma, gran parte de la información va a pasar ante tus ojos como si nada. Pero bueno, siempre es interesante verlo. Por cierto, de entre todas las fotos que he hecho me quedo justo con ésta: un maletín de clasificación de minerales del S.XIX. Me encanta!

El museo también tiene algo que no hay que perderse: el tesoro del Kangchenjunga. El 24 de Enero de 1966 un avión de Air India que se dirigía a Ginebra se estrelló en las laderas del Mont Blanc a unos 4750m. Todos los pasajeros y tripulantes perdieron la vida en el fatal accidente. En 2013, un alpinista que exploraba el Glaciar de Bossons descubrió una caja de metal que contenía piedras preciosas (esmeraldas y zafiros). Años después el tesoro fue tasado y dividido en dos partes iguales entre el descubridor y el municipio de Chamonix. Lo que se ve en la foto es parte de una de esas mitades. 

Hemos comido en Le Monchu, un restaurante de comida tradicional muy bien decorado. Ha costado elegir sitio porque estaba todo bastante lleno, pero hemos acertado de pleno. No queríamos pedir ni fondue ni raclette (que nos gustan mucho, pero no para el viaje de vuelta) así que hemos tomado un par de platos sencillos que estaban muy ricos. 

El transfer al aeropuerto ha sido bastante puntual. Ya nos ha dicho el conductor que teníamos que darnos prisa o pillaríamos un bonito atasco a la entrada de Ginebra. Está claro que el concepto de hora punta es algo que persigue irremediablemente a los que nos movemos entre ciudades grandes.

Puerta de embarque lejos, pasillos rodantes laaaargos, jardinera y demás historias. Toda una odisea para finalmente salir puntuales y despedirnos de una escapada fantástica que, como era de esperar, se nos queda corta y con ganas de ver y hacer más, mucho más. Los Alpes enganchan y estoy segura de que volveremos más pronto que tarde. 

En fin… vuelta a la rutina y a deshacer la maleta.

Buenas noches!

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