En estos tiempos tan modernos donde todo son estadísticas, números y demás gaitas (además de videos cortos instantáneos), me voy a sumar a la moda de los rankings. Y todo porque, si tuviera que hacer una lista con los 5 madrugones más tremendos para pillar un avión, el de hoy sería definitivamente… el número uno!!! No sólo porque el vuelo ha sido a primera hora, sino porque además se juntaba una huelga de personal de seguridad. Total, que hemos dormido nada y menos, para llegar con el cuerpo del revés al aeropuerto y darnos cuenta de que compartíamos penas con mogollón de sufridores que habían pasado por la misma tortura. Menos mal que una vez estás en vuelo y miras por la ventanilla todo se diluye. En fin.
Hace mucho tiempo que no alquilamos coche en el pais y se nota que muchas cosas han cambiado. La recogida del vehículo es mucho más cómoda y la tecnología permite cosas que antes, con tu mapa de papel, no podía ni imaginar. Otra cosa es que luego el teléfono enganche o no con el coche (menudo jaleo nos ha liado el Qasquai antes de salir del parking - por suerte, somos dos y nos vamos a terminar apañando con mi maravillosa colaboración de copiloto pro-activo… pfff)
Tras unos minutos de adaptación a las indicaciones del GPS en este país (que no son tan estupendas como en el nuestro), hemos llegado a Powerscourt, uno de los sitios más famosos del sur de Dublin. La verdad es que el día no acompañaba mucho pero, quizá por eso, haya sido buena elección (así hay menos probabilidad de sufrir aglomeraciones). De hecho, no hemos tenido ningún problema de acceso ni de aparcamiento. La zona de la cascada, la más alta de Irlanda, estaba tan despejada que costaba creérselo. Puede que las fotos no hayan quedado tan bonitas pero las nubes también tienen su encanto.
En cuanto a la casa y los jardines la verdad es que está todo muy cambiado. La última vez que estuve aquí, hace más de 20 años (cojú cojú), en la zona interior no había tiendas de ropa artesanal ni tampoco estaba la zona acristalada de jardinería. En cuanto a los jardines en sí, siguen tan bonitos y majestuosos como siempre, aunque he echado de menos un pequeño puente de madera de color rojo en la zona japonesa. No sé si se fue a la porra definitivamente porque todos queríamos hacernos fotos allí. Hmmm, investigaremos!
Cuando hemos llegado a Arklow, nuestra base de operaciones del viaje, ya estaba lloviendo. Nos hemos librado de la lluvia milagrosamente hasta justo ese momento, así que no podíamos quejarnos. De lo que no nos hemos librado es del jolgorio que hay en todo el edificio porque hoy se celebra aquí una boda. Y como todo el mundo está a tope con los festejos ya veremos si la noche promete o no. Pfff. De momento hemos recargado pilas en The Old House con una estupenda comida acompañada de estas impresionantes pintas de Guinness. Pero qué maravilla, por favor. Cuánto tiempo sin probarla!!!
Hale… a ver si nos dejan dormir los vecinos.
Buenas noches!




Pues con 20 añitos menos en vez de la pinta tomarías un 🍼o una 🍭
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