Cuesta dejar un sitio cuando te han tratado tan bien. Este pequeño hotel junto al British Museum ha sido casi como una segunda casa durante toda la estancia. Se han portado estupendamente y nos han ayudado en todo lo que hemos necesitado. Quizá parezca una cosa obvia y muy simple, pero por experiencia, a veces esto no es posible, y a uno le dan ganas de largarse cuanto antes del sitio en cuestión.
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Asi que el camino en metro al aeropuerto ha sido un poco apagado, normal tambien despues de estos dias de caminatas y visitas interesantes. Afortunadamente se ha hecho corto (a pesar de las obras en la linea azul) y, una vez alli, en el filtro de la zona de embarque, los encargados no han sido especialmente puñeteros [no ha hecho falta quitarse el calzado, bien bien!!]
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Hemos tenido suerte con la dichosa nube de ceniza y hemos sido de los pocos vuelos que han salido ya por la tarde (querían cerrar Heathrow en breve). Tambien el piloto ha volado rapidísimo y hemos tardado 20min menos de lo previsto. Una maravilla, vamos.
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Ahora nos quedan los recuerdos y las pilas bien cargadas (espero) hasta que podamos ponernos en marcha para un siguiente viaje. Y que no haya que esperar mucho!!
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