Estocolmo 2016 - 5 JUN (dia 3)

Seguimos con la luz casi continua y un sol estupendo. Para terminar esta pequeña escapada de fin de semana, hemos estado paseando por la mañana por la zona de Djugarden. A diferencia de ayer, hoy la cola para entrar en el Museo Vasa era tremenda. Y si nosotros vimos el museo con tranquilidad, hoy imagino que será un insoportable trasiego de gente, cámaras y griterío. Por el camino nos hemos encontrado con esta pequeña marcha de caballos y carretas. No sé aún qué era ni hacia dónde se dirigían, pero tenía buena pinta, jeje!

El viaje al aeropuerto ha sido de nuevo en el Arlanda Express (hoy no hemos tenido ni que esperar, porque hemos llegado casualmente dos minutos antes de que saliera el tren!). Una vez en el aeropuerto, hemos pasado el control muy rápido y sin problemas, y hemos salido también con puntualidad. 

En la foto quizá se vea la única nube importante de estos dias. Hemos tenido una suerte casi excepcional con el tiempo y hasta es posible que nos hayamos quemado algo la cara. Quién lo diría en estas latitudes! Lo que está claro es que, con esta buena tarjeta de presentación, volveremos en un futuro no muy lejano a conocer mejor la ciudad y puede que sus alrededores. 

Falta mucho? falta mucho? falta mucho??

:)

Estocolmo 2016 - 4 JUN (dia 2)


Una de las visitas IMPRESCINDIBLES (así, en mayúsculas) es la del Museo Vasa. Dentro se encuentra el tristemente famoso buque Vasa que, justo el primer dia de su botadura, se hundió irremediablemente a los 20 minutos de salir del puerto de Estocolmo el 10 de Agosto de 1628. 

Pero, ¿cómo es posible esto? Pues sencillamente fue una mezcla de mal diseño e improvisación. Digamos que a mitad de construcción del mismo, se quiso poner más cañones de lo habitual (tenía que ser el mejor buque de toda la flota real) y se hizo lo que se pudo, distribuyendo los 64 enormes cañones en las dos cubiertas superiores.

Pero, como se puede ver en la foto de la derecha, el lastre era demasiado escaso para un buque tan alto y tan pesado. De hecho, su viaje duró hasta que llegó la primera racha de viento - que hizo que el barco se escorase de mala manera y entrara agua por las cubiertas y las zonas de los cañones, sentenciándolo a un hundimiento sin precedentes. Aunque hubo muchas bajas, la mayoría de la tripulación pudo sobrevivir gracias a que los mástiles no se llegaron a hundir del todo (mástiles que después llegarían a cortarse para permitir el paso de otras embarcaciones por la zona).

Durante siglos permaneció hundido (y casi olvidado), hasta que en 1956 se pudo localizar de nuevo. Pero aún tardó 5 años más en salir a la superficie porque hubo que hacer un estudio tremendo para organizar bien el "rescate" (ver FOTO de la maqueta). Gracias a las aguas salobres y pobres en oxigeno, el buque se había conservado casi intacto. Aún así, una vez colocado en el que sería su futuro museo, se estuvo rociando a diario durante 17 años con una solución especial a base de glicol para que la madera no se agrietase. Una suerte poder verlo hoy sabiendo que el 98% sigue siendo original. Por cierto, el museo tiene una luz tenue para ayudar a la conservación del Vasa, así que si no se tiene una buena cámara, las fotos pueden quedar muy oscuras.

Las mejores vistas de la ciudad y la zona antigua se consiguen desde el antiguo parlamento. Eso sí, se necesitan casco y arnés para poder caminar por los tejados del edificio. A las 11:30 teníamos nuestra visita y, tras una breve introducción y colocación del equipo, nos hemos puedo a caminar a 43 metros del suelo (!!!). Durante el recorrido, la guía (casualmente mitad española por parte de padre) nos ha estado contando muchas cosas interesantes sobre la ciudad. La verdad es que te dan todo lo necesario para que tanto móviles como cámaras vayan sujetos, pero entre que tienes que ajustar bien el paso y sujetar bien el perrito para no caerte (que se llama asi, no me lo he inventado!), al final haces menos fotos de las que pensabas y te dedicas a disfrutar de la experiencia. Muy muy recomendable!!!!

Después de picar algo, hemos hecho algo que nos ha sugerido la guía medio española: coger un barquito turístico y ver la ciudad desde el agua. Con el día tan estupendo que teníamos ha sido lo mejor que hemos podido hacer. Hay varias empresas que se dedican a ello, pero la nuestra parecía bastante interesante, con su puesto junto al hotel Grand Royal. Hemos comprado el tour de 50 minutos, alrededor de Djurgården , y gracias a un audio nos iban contando cosas mientras pasábamos por los lugares señalados. Por cierto, el mejor sitio ha sido el que hemos cogido, justo atrás del todo. Desde ahí se podían hacer las mejores fotos!!!

Para terminar el día, qué mejor forma que cenar en un sitio chulisimo: Pubologi. Se encuentra en una calle muy tranquila, peatonal, de Gamla Stan (el centro histórico de la ciudad) y su visita es altamente recomendable para los amantes de la nueva cocina. Las mesas del local son altas y tienen un cajón donde se encuentra el menú, la servilleta  y todos los cubiertos necesarios para la comida. Se puede pedir un plato, una parte o el menú completo, con opción también de maridaje de vinos. Lo que se ve en la foto es el postre (arándanos con queso de cabra, pan de centeno y hojas de shiso) que estaba francamente espectacular, pero es que todo el menú se merece un auténtico OHHHHHHHH...!!!!. Madre mia, que súpercena!

P.D: Hoy ha tenido lugar la Maratón de Estocolmo. Una carrera muy bonita que transcurre entre islas y puentes. Hemos visto un poco de la misma e incluso hemos animado a unos cuantos corredores. Durante varias horas se ha restringido el tráfico por la zona del centro y gracias a eso me he podido fijar en el desgaste del asfalto que hay en varias zonas de la ciudad. No lo había visto en mi vida! Supongo que venimos del país constructor por excelencia y aquí eso sería impensable, pero es que ya llevamos muchos viajes y es la primera vez que lo veo. Posible asfalto IKEA?? No entiendo nada!! 

Estocolmo 2016 - 3 JUN (dia 1)

Cuando miras al calendario y ves que queda poco para que entre el verano, aparecen demasiadas sensaciones encontradas. Pero cuando se trata de viajar, lo bueno de esta época del año es que sabes que las compañías aéreas van a ofertar destinos interesantes difíciles de rechazar, jeje!

El vuelo a Estocolmo dura poco mas de 3h y media (casi nada!) y te permite aprovechar bien la (larguísima) tarde de luz que hay por estas latitudes. En teoría el sol se pone a las 21:45h pero a las 23h sigue habiendo claridad en el cielo... y hacia las 3AM vuelve a la carga!! Sobra decir que, si uno tiene problemas con la luz para conciliar el sueño, no debería olvidarse un buen antifaz para dormir, porque aquí el concepto de persiana creo que no existe.

La mejor manera de llegar a la ciudad desde el aeropuerto es el servicio de tren Arlanda Express. En poco más de 15 minutos te deja en el centro, sin atascos de turno ni rollos extraños. Los billetes se pueden comprar con antelación (y descargar el código en el teléfono) o en las terminales (tiene dos paradas, Sur y Norte).

Por cierto, hoy 3 de Junio (y con un calor bochornoso), los universitarios celebraban el fin de curso. Por toda la ciudad había camiones con chavales (si, si, CAMIONES --> ver foto!), gritando y bailando al ritmo de la música que llevaban puesta. Habíamos visto muchos tipos de celebraciones, pero vamos, algo tan agreste en un entorno como éste... no nos lo esperábamos. Qué cosas.

Después de hacer el check-in (y de dar gracias por volver a casa para recoger las tarjetas olvidadas, ejem!), hemos dado un pequeño paseo hasta la hora de la cena. Aunque no ha habido que hacer hambre, porque estábamos casi desmayados. Asi que la supercena en el Wedholms Fisk ha sido todo un éxito. Que rico todo, por favor!! Hemos pedido el menú degustación y, lo que se ve en la foto, son los entrantes que paso a enumerar de derecha a izquierda: vieira con espárrago blanco, sopa de pescado con alioli, salmón ahumado con crema de alcachofas y... ostra francesa con huevas de trucha. Ufff!!! Justo este pequeño plato ha sido el más difícil de probar pero, como bien se suele decir, "cuando perdiz, perdiz", así que nos la hemos comido como unos campeones. Aquí más que nunca me he acordado de esa frase que dijo Woody Allen en una de sus películas: "No comeré ostras. Quiero que mi comida esté muerta. Ni viva, ni herida: muerta!"

Aunque nos habríamos quedado algo más en el restaurante, teníamos que ajustar bien el tiempo porque esta noche había reserva en uno de los sitios que siempre había querido visitar: el Icebar de Estocolmo. Y, por supuesto, no ha defraudado en absoluto. Nada mas entrar, te dan una capa de color azul oscuro, con una capucha enorme y guantes negros (estar a -7ºC tiene su preparación). Después se pasa por una zona controlada por puertas automáticas y en unos segundos... tachán!! Bienvenidos al auténtico bar de hielo! Cada entrada da derecho a 45 minutos de estancia y una consumición (en vaso de hielo, cómo no!!). Las paredes, de hielo también, van cambiando de color gracias a un sistema de iluminación al más puro estilo futurista polar. Además hay posibilidad de hacerse fotos hasta la saciedad, sentarse en los bancos de hielo, y echarse muchas risas. Muy divertido, de verdad. Por cierto, hemos probado un par de bebidas muy ricas: Moose Calf (con manzana y sirope de canela) y Crow Chick (con naranja y blue curaçao)

De camino al hotel íbamos observando la luz del cielo. Ya nos pareció curioso el tema solar en el viaje que hicimos a Copenhague, pero ahora no es invierno y estamos llegando al máximo de luz del año en esta zona. Qué raro se nos va a hacer esa claridad casi contínua en el cielo!!

:)