Londres 2017 - 29 OCT (dia 2)

Qué maravilla tener que madrugar cuando ha habido cambio de hora de invierno. 

Esta mañana hemos visitado uno de los refugios subterráneos utilizados durante el Blitz (bombardeos casi continuados que sufría el país por parte de la Alemania Nazi en la II Guerra Mundial). Se encuentra junto a la estación de Clapham South y para poder verlo se necesita basicamente... muchisima suerte. No exagero nada si digo que llevo años intentando conseguir una entrada. Los pases están limitadísimos y sólo tienen lugar determinados días del año. Así que, como decía, hay que tener toneladas de suerte y que se alineen los planetas, por ejemplo.

Aunque empezaba a las 10 am, había que estar 15 minutos antes para el chequeo, asignación de pulseritas naranjas, y breve explicación  de las normas (qué se puede y qué no se puede hacer). También te repiten hasta la saciedad que hay 180 escalones de bajada que después serán de subida - y son todos seguidos, sin descansillos, en una escalera de caracol -. Obviamente después de todo lo que nos ha costado venir hasta aquí, esto no nos iba a echar para atrás (= "Mayra, hemos venido a jugar"). Así que, sin dolor ni miedo nos hemos adentrado hacia las profundidades del refugio. Por cierto, el punto de encuentro está en la puerta principal de la estación, pero la bajada se hace desde una pequeña puerta escondida a pocos metros tras una estructura redonda y blanca que se conoce como "The Drum".

Sí. Se pueden hacer fotos. Todas las que quieras. Pero hay que tener en cuenta que el grupo es de unas 15/20 personas y, como los túneles son estrechos, no siempre se puede conseguir la mejor perspectiva. Aún así, repito, merece muchísimo la pena!

Durante los 75 minutos que dura el tour, te explican perfectamente cómo los alemanes empezaron a bombardear la isla de mala manera y cómo sus habitantes buscaban refugio donde podían, generalmente en una estación de metro. Hasta que una bomba cayó en una calle y provocó la muerte de unas 70 personas que estaban escondidas en los túneles. La gente empezó a protestar y a exigir una protección decente que estuviese bajo tierra. El gobierno entonces habilitó 8 refugios con una capacidad máxima de 8000 personas. El que hemos visto hoy es el que mejor se conserva y el único que se puede visitar.

Durante los bombardeos aquí abajo no sólo se podía dormir, sino que había una cantina donde servían comida, servicios (12 duchas, ojo!!), zona de baile, servicio médico y hasta un superintendente que organizaba un poco esta pequeña ciudad subterránea. 

Tras finalizar la guerra los túneles se quedaron para oficinas ministeriales durante un corto periodo y después hizo las veces de motel barato para eventos concretos... hasta que un incendio ocurrido en 1956 obligó a cerrar definitivamente el recinto. Muchos años después es cuando se rehabilitó todo de nuevo y se decidió organizar estas visitas. Gracias desde aquí a la mente pensante del proyecto.

Dejo aquí un pequeño video de la época donde se presenta la apertura de estos refugios. Las imágenes hablan por sí solas:


...

En fin, que nos ha encantado todo lo que hemos visto, porque hemos aprendido de primera mano muchísimas cosas. Por momentos podías imaginarte cómo podría ser el estar allí durante horas, mientras una tenue luz iluminaba tu pequeño cubículo de literas y el ruido del metro rellenaba cualquier intento de silencio. Qué tiempos tan duros, por favor.

Termino ya estas líneas con un simpático mensaje que hemos visto en el tablón de avisos del metro:

"HELLO WEEKEND. Be the reason why someone smiles today"
Saludos, Fin de Semana. Que seas la razón por la que alguien sonría hoy. 

Me encanta :)

Londres 2017 - 28 OCT (dia 1)

No hay nada como salir de la península para darte cuenta de que fuera de ella existen las nubes, el frío, la humedad y unas temperaturas fresquitas, propias de esta época del año. Hola Londres, hola otoño! Cuánto tiempo, por favor. 

Para celebrarlo nos hemos dado un buen paseo por la zona del río, aunque esta vez hemos hecho buena parte del mismo por la zona norte (menos saturada de gente). Luego hemos cruzado por el Millennium Bridge para hacer mejor las fotos de la puesta de sol y, sobre todo, para acercarnos hasta la Tate Modern.

Hace unos días nos enteramos que en el hall de entrada habían montado un péndulo gigante en el techo y que, para poder experimentar mejor su oscilación, habían puesto una moqueta enorme donde poder tumbarse. Puede sonar a tontería supina, pero creo que todos los que estábamos allí hemos disfrutado mucho cuando la bola pasaba por nuestras cabezas y hemos hecho tropecientas fotos desde todas las perspectivas posibles. 

En la zona del fondo también han montado una estructura de tuberías de color naranja y en ella han colgado varios columpios para que dos, tres y hasta cuatro personas puedan disfrutarlo a la vez. Aquí había mucha cola (normal) y, como tampoco teníamos todo el tiempo del mundo, hemos pasado un poco del tema. Pero tenía una pinta estupenda. No sé, quizá en otra ocasión, jaja!

Terminamos el paseo en la zona de Monument, cerca ya de la Torre de Londres. Aquí se encuentran los restos de una antigua iglesia, St Dunstan in the East que, tras los bombardeos de la II Guerra Mundial, se quedó como testigo mudo de la barbarie en este pequeño parque público al que da nombre. La iglesia (que se había levantado sobre una iglesia sajona del S.X) ya había sido reconstruida tras el gran incendio de 1666. Y pasear por este pequeño espacio abierto en medio de tantos edificios es bastante raro, pero bueno, supongo que entre semana quizá haya muchos trabajadores estresados que vengan aquí café en mano buscando un momento de paz y desconexión laboral.

Nosotros sólo hemos estado un rato haciendo fotos mientras se iba haciendo de noche, pero parece que en esta época del año mucha gente viene disfrazada para colgar su foto especial en Instagram o compartirla en Facebook.

Tras un largo paseo de vuelta nos hemos dado un buen homenaje gastronómico en el Yauatcha del Soho. Ya habíamos estado aquí otras veces pero jamás nos habían aconsejado tan bien como hoy. El camarero (supersimpático) ha conseguido que probemos cosas tan espectaculares como los dumplings de venado de la foto (madre mia que bueniiiiisimos!). 

Ahora a dormir, que estoy que me caigooooo...zzzz...zzzz...