Colonia 2017 - 17 DIC (dia 3)

Amanece otro día de cielo gris. Y un frío propio de estas fechas. Igualito que en la península, vamos. La verdad es que se echaba de menos algo así y no esas temperaturas de "quiero y no puedo" que tanta perplejidad provocan. 

Maleta en mano, nos hemos acercado hasta la estación para comprar los billetes de vuelta del aeropuerto. Esta vez hemos entrado directamente en la oficina de atención al cliente, no sea que otro personaje nos pudiera meter en otro embolado de incertidumbre local. Afortunadamente, no hemos tenido grandes problemas: volvemos a pillar el RE5 (regional express) a las 11:31.

La que nos ha atendido (una cuarentañera de pata negra) ha sido muy maja, aunque a juzgar por la cantidad de bisutería atrevida que tenía en manos y muñecas, seguro que sus fines de semana son una fiesta contínua de rock, hardcore y death metal (esa pulsera de calaveras plateadas no creo que desaparezca de mis retinas en mucho mucho tiempo!).  

Una vez en la estación de tren del aeropuerto, hemos pillado el Skytrain. No lo había dicho el otro día, pero lo curioso de este pequeño transfer es que no toca suelo ni vias, sino que está suspendido a 10 metros sobre el terreno. No se ve muy bien en la foto, pero en la parte izquierda del fondo creo que se intuye un poco la estructura sobre la que está "colgado". Impresiona pensar que en cualquier momento pueda desprenderse pero aquí las medidas de seguridad son muy altas y está todo muy bien pensado para que eso no ocurra. 

Y si aún no nos quedaba claro lo mucho que les gusta la Navidad a los alemanes, en plena terminal nos hemos topado con esta fantástica pista de hielo. Si, si... EN la terminal. Qué idea más original, por favor. 

Por un momento he pensado que podrían poner esto en el hall de salidas de Barajas, por ejemplo, pero a los pocos segundos me he dado cuenta de que aquí sucumbiría a las pocas horas por el caos que se organizaría. 

En fin. Cada uno con sus cosas y sus costumbres, sin llevar al límite nada. Y, mientras tanto, Felices Fiestas y Feliz Navidad.

Buenas noches!

Colonia 2017 - 16 DIC (dia 2)

Que el termómetro marcara 2ºC esta mañana al salir del hotel no nos ha asustado en absoluto. Si acaso, nos ha animado a subir con más ganas al mejor mirador de la ciudad: las torres de la catedral. Dicho así parece poca cosa ("bueeeno..., otra más"), pero si digo que hay 533 escalones hasta arriba supongo que la cosa cambia y da un poquito de respeto. O de susto, depende de como se mire.

El caso es que ahí estábamos, a primera hora, como unos campeones. La entrada cuesta 4 euros y te da derecho a hacer ejercicio cardiovascular del bueno y a esquivar educadamente a todos los que te encuentras en sentido contrario en esa escalera de caracol casi interminable. También te permite hacer buenas fotos si las nubes lo permiten, pero como eso ya no depende de uno, siempre queda el recurso de cruzar los dedos y esperar un poco a que se abra un pequeño claro. O a valorar lo bonitas que son las nubes también desde aquí, por ejemplo.

Después hemos dejado las alturas para pasar a las profundidades de la catedral gracias a la visita del Tesoro de la Catedral. Aquí no hemos podido hacer ni una sola foto - una pena - pero lo hemos disfrutado igualmente. Qué colección tan impresionante y tan bien expuesta!! Un 10 para la mente pensante.

Como era de esperar, tras la visita y el empacho de escalones, se nos ha ido abriendo el estómago de mala manera. Tanto es así, que en cuanto hemos salido otra vez a la calle nos hemos acercado al concurrido Gaffel am Dom y nos hemos puesto las botas con un par de schnitzels, patatas fritas y ensalada. Y, de manera excepcional, no voy a poner foto de la comida sino de la bebida, porque es la primera vez que en este país nos sirven cerveza de barril en mini vasitos de 0,2 dl. Nos hemos quedado un tanto sorprendidos (dónde están esas jarras de litro??). Lo curioso es que, según vas terminando de beberlas, el camarero aparece rápidamente y (a no ser que indiques lo contrario) te pone en seguida otro vaso. Luego hace una marca en uno de los posavasos y al final, antes de traer la cuenta, anota cuántas se han tomado en la mesa. Qué manera tan curiosa de tener siempre cerveza recién tirada en la mesa.

Después de comer hemos vuelto a la catedral porque aún nos quedaba el interior por visitar. Casualmente y sin saberlo, hemos entrado 2 minutos antes de que cerraran la girola, así que hemos podido ver durante un ratito el famoso relicario de los Reyes Magos que se encuentra tras el altar mayor. Una pasada. 

Por cierto, hoy hemos sabido que la catedral tardó más de 600 años en construirse. No es que las obras fuesen lentas; es que a mitad de construcción se quedaron sin financiación. No sería hasta mucho después, en pleno S.XIX, cuando el impulso del romanticismo alemán fijó sus ojos en esta maravilla y consiguió terminar el proyecto en cuatro décadas. Otro 10 también para los amantes del arte de la época!

En uno de los laterales de la catedral ponen por estas fechas uno de los mercadillos navideños de la ciudad. Es sin duda el más grande y el que más afluencia de gente recibe (lógico, teniendo la estación de tren casi al lado). Más de 100 casetas reciben al visitante con comida, productos de artesanía, ropa y detallitos navideños. También hay un pequeño escenario donde tocan música en directo - supongo que así es más entretenido brujulear de puesto en puesto. A veces se hace complicado dar dos pasos entre la multitud, pero es cuestión de paciencia seguir bien los flujos de gente y aprovechar los huecos para hacer fotos sin problema.

Menos gente y casetas más bonitas tiene el mercadillo Nikolausdorf de Rudolfplatz. Quizá influya el hecho de que se encuentra a 20 minutos andando de la vorágine de la catedral y muchos turistas terminan dejándolo por pura pereza. Un error, porque merece la pena ver este pequeño pueblo navideño en el que suele estar el propio St Nikolaus rondando por sus callecitas. 

Nos ha dado tiempo a ver todas las casetas antes de que empezase a llover de mala manera. Con un panorama tan feote, hemos vuelto hacia el centro. O al menos esa era la idea hasta que hemos topado con el Markt der Engel (mercado de los ángeles).

Para entonces la lluvia empezaba a ser intermitente y nos hemos pasado un buen rato viendo cosas y esquivando gotas entre casetas. No está nada mal. 

También hemos cenado un par de salchichas riquísimas en un puesto de comida bastante peculiar (al loro con los botes de mayonesa, ketchup y mostaza que cuelgan del techo... jeje!!) 

Ha sido un día muy completo y hemos conseguido cumplir con el objetivo principal del viaje, así que estamos más que satisfechos. Nos lo hemos ganado: ahora un 10 para nosotros!!

Buenas nochesss!

Colonia 2017 - 15 DIC (dia 1)

"Las personas viajan a destinos distantes para observar, fascinadas, 
el tipo de gente que ignoran cuando están en casa"
(Dagobert D. Runes)

Cuando hace tan sólo unas horas estaba haciendo esta foto, me he quedado un par de minutos pensando en lo bonitas que se ven siempre las nubes desde arriba. Ya no es que parezcan bolas de algodón de mil formas, es que dan ganas de tocarlas. Al menos, mientras la ilusión óptica lo permita. Pero bueno, como decía las nubes me parecen preciosas y además siempre que las veo así significa que estoy (estamos!) de viaje. Aunque hoy toca moverse a un sitio mucho más cercano que la última vez, esa inquetud por descubrir algo nuevo e interesante siempre está ahí.

Por eso, cuando hemos aterrizado en Düsseldorf (diuuuuuseldorf!), nos hemos ido rápidamente hasta la terminal de trenes del aeropuerto siguiendo las buenas indicaciones de los carteles.

Recorrido: Terminal C -> Terminal A/B  -> Parking -> Estación de Tren

De una terminal a otra se puede ir andando. Pero desde la Terminal A/B hay que coger el famoso "skytrain" (a 10 metros del suelo, con ventanales panorámicos y rapidísimo). Precio... poco más de un euro.

Una vez en la estación de tren, nos hemos puesto a trastear en la máquina de los billetes. Un jaleo, de verdad. Y justo cuando estábamos intentando alinear botones y tipo de billete, se nos ha acercado un tipo bastante simpático. "A donde vais? - A Colonia. - Ah, qué casualidad. Yo también voy para allá! Justo sale ahora en 2 minutos el tren. Venga, si queréis podemos compartir un billete de zona, de estos que valen para 5 personas". Nos hemos quedado un tanto sorprendidos, pero el hombre parecía buena gente y nos hemos montado sin dudarlo. Increíble el buen rollo de este país. 

Nosotros usamos este tipo de billetes hace unos años, cuando quisimos visitar el castillo de Neuschwanstein. Vale para un máximo de 5 personas y puedes utilizar todos los medios de transporte de la zona correspondiente en el día que se valida. Es uno de estos inventos que facilita viajar, especialmente si vas en grupo. 

Así que casi ni hemos mirado el andén, ni el tren ni nada. Bueno, sí que hemos comprobado que, efectivamente, la dirección era la correcta y que todo estaba en orden. Le hemos pagado la parte correspondiente del billete (que venía a ser casi lo mismo que si lo hubiéramos comprado en la máquina). El hombre nos ha asegurado que, por trabajo, hace este trayecto un montón y que en seis paradas (y 40 minutos) llegaríamos a la estación central de Colonia. 

Y así ha sido. Además el hombre (superamable!!) nos ha guiado hasta el ascensor que bajaba a la planta principal de la estación. La verdad es que no sabíamos bien cómo agradecerle toda esta atención que había tenido con nosotros. Pero bueno, al llegar al rellano principal ya nos hemos parado para despedirnos y seguir cada uno por nuestro lado. 

Aunque el que ha seguido caminando ha sido él. Bueno, más bien ha salido disparado, casi corriendo. Ha sido un final un poco feote, pero hay que entender que no todos vamos de turismo y el trabajo es el trabajo. Y más cuando te dedicas a sacar rentabilidad a tu billete compartido durante todo el día, buscando gente despistada que esté dispuesta a pagarte el billete una y otra vez. Porque, efectivamente, aquí el colega de la maleta negra vieja y roída, se ha parado junto a unas chicas que estaban sacando billetes en la estación de Colonia y se ha ido con ellas... para empezar otro viaje de billete compartido. Con un par, si señor.

Así que ya ha dado igual el check-in del hotel, el paseo por el centro, o las salchichas de la cena en el Meister Bock de la estación. Nos hemos quedado pilladísimos con la estrategia de este personaje. Porque... si un billete de éstos cuesta 45 euros y al día hace unos 10 trayectos mínimo con 2 personas, no hay que ser un lumbreras en matemáticas para ver este supernegocio no declarable que, además, no es delito. Parece ser que compartir un billete de éstos entre personas que no se conocen es algo relativamente habitual.

Pero bueno, una cosa sí que es cierta: si no hubiera sido por este encuentro casual, habríamos perdido un montón de tiempo sacando el billete y quizá nos habríamos plantado en Colonia tardísimo. No hemos perdido dinero (eso, en tal caso, lo ha hecho la compañía de trenes) y no hemos tenido ningún problema. Vamos, que bien visto, es como si hubiéramos contratado un servicio de guía local a nuestra disposición.

Sí. Mejor verlo así, jaja! 

En fin, vaya comienzo de fin de semana. Buenas noches!