Colonia 2017 - 16 DIC (dia 2)

Que el termómetro marcara 2ºC esta mañana al salir del hotel no nos ha asustado en absoluto. Si acaso, nos ha animado a subir con más ganas al mejor mirador de la ciudad: las torres de la catedral. Dicho así parece poca cosa ("bueeeno..., otra más"), pero si digo que hay 533 escalones hasta arriba supongo que la cosa cambia y da un poquito de respeto. O de susto, depende de como se mire.

El caso es que ahí estábamos, a primera hora, como unos campeones. La entrada cuesta 4 euros y te da derecho a hacer ejercicio cardiovascular del bueno y a esquivar educadamente a todos los que te encuentras en sentido contrario en esa escalera de caracol casi interminable. También te permite hacer buenas fotos si las nubes lo permiten, pero como eso ya no depende de uno, siempre queda el recurso de cruzar los dedos y esperar un poco a que se abra un pequeño claro. O a valorar lo bonitas que son las nubes también desde aquí, por ejemplo.

Después hemos dejado las alturas para pasar a las profundidades de la catedral gracias a la visita del Tesoro de la Catedral. Aquí no hemos podido hacer ni una sola foto - una pena - pero lo hemos disfrutado igualmente. Qué colección tan impresionante y tan bien expuesta!! Un 10 para la mente pensante.

Como era de esperar, tras la visita y el empacho de escalones, se nos ha ido abriendo el estómago de mala manera. Tanto es así, que en cuanto hemos salido otra vez a la calle nos hemos acercado al concurrido Gaffel am Dom y nos hemos puesto las botas con un par de schnitzels, patatas fritas y ensalada. Y, de manera excepcional, no voy a poner foto de la comida sino de la bebida, porque es la primera vez que en este país nos sirven cerveza de barril en mini vasitos de 0,2 dl. Nos hemos quedado un tanto sorprendidos (dónde están esas jarras de litro??). Lo curioso es que, según vas terminando de beberlas, el camarero aparece rápidamente y (a no ser que indiques lo contrario) te pone en seguida otro vaso. Luego hace una marca en uno de los posavasos y al final, antes de traer la cuenta, anota cuántas se han tomado en la mesa. Qué manera tan curiosa de tener siempre cerveza recién tirada en la mesa.

Después de comer hemos vuelto a la catedral porque aún nos quedaba el interior por visitar. Casualmente y sin saberlo, hemos entrado 2 minutos antes de que cerraran la girola, así que hemos podido ver durante un ratito el famoso relicario de los Reyes Magos que se encuentra tras el altar mayor. Una pasada. 

Por cierto, hoy hemos sabido que la catedral tardó más de 600 años en construirse. No es que las obras fuesen lentas; es que a mitad de construcción se quedaron sin financiación. No sería hasta mucho después, en pleno S.XIX, cuando el impulso del romanticismo alemán fijó sus ojos en esta maravilla y consiguió terminar el proyecto en cuatro décadas. Otro 10 también para los amantes del arte de la época!

En uno de los laterales de la catedral ponen por estas fechas uno de los mercadillos navideños de la ciudad. Es sin duda el más grande y el que más afluencia de gente recibe (lógico, teniendo la estación de tren casi al lado). Más de 100 casetas reciben al visitante con comida, productos de artesanía, ropa y detallitos navideños. También hay un pequeño escenario donde tocan música en directo - supongo que así es más entretenido brujulear de puesto en puesto. A veces se hace complicado dar dos pasos entre la multitud, pero es cuestión de paciencia seguir bien los flujos de gente y aprovechar los huecos para hacer fotos sin problema.

Menos gente y casetas más bonitas tiene el mercadillo Nikolausdorf de Rudolfplatz. Quizá influya el hecho de que se encuentra a 20 minutos andando de la vorágine de la catedral y muchos turistas terminan dejándolo por pura pereza. Un error, porque merece la pena ver este pequeño pueblo navideño en el que suele estar el propio St Nikolaus rondando por sus callecitas. 

Nos ha dado tiempo a ver todas las casetas antes de que empezase a llover de mala manera. Con un panorama tan feote, hemos vuelto hacia el centro. O al menos esa era la idea hasta que hemos topado con el Markt der Engel (mercado de los ángeles).

Para entonces la lluvia empezaba a ser intermitente y nos hemos pasado un buen rato viendo cosas y esquivando gotas entre casetas. No está nada mal. 

También hemos cenado un par de salchichas riquísimas en un puesto de comida bastante peculiar (al loro con los botes de mayonesa, ketchup y mostaza que cuelgan del techo... jeje!!) 

Ha sido un día muy completo y hemos conseguido cumplir con el objetivo principal del viaje, así que estamos más que satisfechos. Nos lo hemos ganado: ahora un 10 para nosotros!!

Buenas nochesss!

No hay comentarios:

Publicar un comentario