Ultimo dia en la ciudad y momento importante para la reflexión. Porque cuando un sitio (una comunidad) te trata de manera tan distante, llegas a plantearte si la culpa es realmente tuya o es que son ellos los que no quieren que estes allí. Comprendo que los habitantes de la zona no tengan un carácter festivo, pero lo que no entiendo es cómo toda la ciudad está en continua hostilidad con el extranjero. Ni un cartel de ayuda para visitar los 4 (contados) sitios, ni siquiera una palabra amable para el que está interesado en encontrar algo o tiene una duda. Casi piensas que el mapa que te dan en el hotel es como una limosna!
En la FOTO de la izquierda se pueden ver las casas del Romerberg, reconstruidas perfectamente tras la guerra. Muy bonitas y quizá lo único "tradicional" a destacar. Puedo asegurar que sin mapa es casi imposible encontrarlas. Ni un solo cartel de ayuda. Parece mentira que en cualquier aldea gallega tienen mas promoción turistica que aqui. Alucinante.
No hay duda de que a Frankfurt se viene a trabajar. Los negocios y el dinero parecen ser lo único que importa. Hay que dejarse de tonterias y de turisteo porque esta ciudad no tiene ni tiempo ni ganas para ello. La sede del Banco Central Europeo (ver FOTO) nos lo deja muy clarito con su fria fachada gris. Pues estupendo, oiga. Ahí se quedan ustedes con sus vidas oscuras que yo me voy antes de que se me contagie el espíritu.
Irónicamente, su aeropuerto es quizá el MEJOR que hayamos visto durante todos estos años por Europa. Ya no sólo dispone de unas comodidades impensables (asientos acolchados, asientos a modo de tumbona - ver FOTO -, zona infantil, aviso de cambio de puerta por movil), sino que el acceso a la zona de embarque es MUY cómoda. Ademas para subir al avión cada puerta dispone de varios lectores, evitando asi esas largas y tediosas colas que vemos en otros aeropuertos cuando hay que embarcar "por filas".
Con esto ponemos punto y final a una experiencia un tanto extraña, que nos ha servido para conocer otra ciudad más en nuestro mapa de viajes. No creo que volvamos más, aunque no descartamos pasar por ese aeropuerto si fuera necesario como escala para enlazar con otro vuelo.
Sayonara, Frankfurt!