Parecía que siendo domingo ibamos a tener un dia tranquilo, pero está claro que, sin quererlo, hemos sufrido un poco lo que tiene que ser esta ciudad en verano.
Tras hacer el check-out en el hotel, hemos salido a dar una vuelta por las calles del centro. La zona de Riva degli Schiavoni estaba llena de puestos, pintores, caricaturistas y, cómo no, turistas y mas turistas (haciendo fotos sin parar o con la maleta de camino a casa).
Lo que se ve en la FOTO es el puente que está junto al Palacio Ducal... y casi ni se podía pasar por él. Uffff.
Estos dias no he comentado algo que me ha llamado mucho la atención: la numeración de las casas en la ciudad es de lo mas extraña y no sigue lógica alguna. Hay seis grandes zonas y cada una tiene sus propios números (únicos) distribuidos como buenamente haya querido la casuística. Así, se puede dar el caso de tener en un rincón el número 5500 y a dos metros otra casa con el número 5531 (ver FOTO!!). También se pueden ver ventanas con número, pero eso indica que en su dia hubo allí una puerta de acceso a la vivienda.
Por cierto, todas las casas tienen acceso a zona peatonal y a zona de canal - en su día era la entrada principal!! -. Es en esta última donde se aparca la lancha, caso de tenerla.
Además, en ninguna planta baja vive la gente (las subidas de agua en los meses de invierno tienen buena parte de culpa). Y como vivir entre canales cada vez es mas caro, la mayoría de la gente termina en Mestre, la ciudad que está frente a Venecia.
Después de comer hemos entrado en la Basilica de San Marcos (hoy sólo 10 minutos de cola!). Impresiona ya desde el principio, con ese fondo de color dorado típico del arte bizantino. La entrada es gratuita y por todos lados hay carteles de "FOTOS NO". Por supuesto, después de haber visto a muchos turistas con la cámara en la mano, me he solidarizado con ellos y me he puesto a hacer unas cuantas fotos - sin flash, por supuesto -. Aún sigo sin entender esta prohibición cuando nadie vela por su cumplimiento.
Bajo el altar se encuentran las reliquias de San Marcos y justo detrás está el retablo bizantino conocido como Pala d'Oro. Es impresionante ver de cerca tal cantidad de oro y piedras preciosas.
Para terminar la visita, hemos subido hasta la planta superior donde hay una exposición sobre cómo se hacen los mosaicos (parte importante de la decoración de la basílica) y además se puede acceder a la terraza. Desde alli hemos disfrutado de las vistas de la plaza. Como se puede ver en la FOTO ahora hay muchas menos palomas: desde hace años está prohibido alimentarlas y todos los edificios tienen los clásicos pinchos para hacer mas incómodo su asentamiento. Comprendo que esto es necesario para una mejor conservación de la plaza, pero obviamente pierde algo de encanto. Qué se le va a hacer! (ver noticia AQUI)
Desde el vaporetto hemos disfrutado de las últimas vistas de la ciudad. Al final nos han quedado cosas por visitar, pero así tenemos la excusa perfecta para volver cuando sea.
Por cierto, a partir de ahora, cuando me pregunten por "un lugar para perderse", sin duda voy a responder "Venecia". Nunca había conocido un sitio donde el mayor atractivo sea guardar el plano y dejarse llevar sin rumbo y sin mas pretensiones que disfrutar de cada rincón.
Hmmm...