Sin duda el momento estelar del fin de semana ha tenido lugar esta mañana: hemos montado en una góndola!
Aunque hay muchas paradas oficiales por toda la ciudad, nos hemos decidido por la que está junto al Palacio Ducal. Y durante poco mas de 40 minutos el gondolero nos ha llevado primero por los canales del centro mas tranquilos, para despues entrar en el Gran Canal, pasando bajo el Puente Rialto y vuelta al entramado de canales, Puente de los Suspiros y Palacio Ducal. Éste ha sido nuestro recorrido, pero imagino que todo dependerá de dónde pilles la góndola inicialmente.
Mientras disfrutabamos de las excepcionales vistas, el gondolero nos iba contando cosas sobre la ciudad, su historia, edificios emblemáticos y algunas curiosidades del dia a dia. Así nos hemos enterado de que Venecia se construyó sobre un conjunto de casi 100 islas que estaban en una laguna pantanosa. Y desde el principio se desarrolló una cimentación especial en los edificios, con palos de madera apiñados a bastante profundidad (donde el oxigeno no llega = no hay descomposición) y grandes losetas de mármol (totalmente resistente a la humedad).
En la ciudad hay casi 400 gondoleros que trabajan tras hacer un riguroso examen (manejar una embarcacion de 11 metros por canales tan estrechos no debe ser sencillo) y es curioso cómo casi todos se saludan al cruzarse.
Dato interesante: durante el fenómeno de acqua alta, se interrumpe su servicio. No es cosa de capricho, sino mas bien de supervivencia: sube tanto el nivel del mar que se hace imposible transitar por debajo de muchos puentes. En la FOTO se puede ver cómo en circunstancias normales muchas veces tienen que agacharse para poder navegar con tranquilidad.
Por cierto, durante todo el trayecto uno puede convertirse en protagonista de las fotos de los demás turistas. En nuestro caso, fijo que habrá alguno asiático, jeje!!:
Tras el paseo por agua, hemos visto el famoso Campanile de San Marcos (previa espera de 15/20 minutos de cola). Merece la pena pagar 8 euros por disfrutar de las mejores vistas de la ciudad y puedes estar arriba todo lo que quieras. El único inconveniente será el ensordecedor toque de campanas que hay regularmente.
Por cierto, tanto subida como bajada al Campanile se hacen en un único ascensor de capacidad limitad (10 personas aproximadamente), con lo que hay que ser bastante paciente en cualquiera de los trayectos.
Con tanto trajín y emoción fuerte, nos apetecía comer algo de pasta asi que, recomendados nuevamente por el hotel, hemos ido hasta el A Beccafico. Está en una plaza relativamente tranquila y suele tener mas lugareños que turistas. La comida estaba muy buena, aunque casi ha sido imposible quedarse con el nombre de los platos (aqui hay mas tipos de pasta que en España, jaja!)
El trato ha sido muy bueno: el camarero (como casi todos aparentemente en la ciudad) sabía castellano y había estado en nuestro pais, asi que cada vez que podía nos contaba alguna cosilla. Que majete!
Después hemos dado un pequeño paseo por la zona de Dorsoduro, disfrutando de su ambiente relajado y de sus pequeñas tiendas de artesanos (en una hemos visto cómo hacían figuritas de cristal de Murano), para finalmente llegar al Puente de Rialto y hacer las fotos típicas del Gran Canal.
Con la famosa iglesia de Santa Maria della Salute al fondo, a veces daba la sensacion de tener un cuadro de Canaletto frente a nosotros. Era entonces cuando algún turista se encargaba de ponerte los pies en el suelo. En fin.
La cena ha sido en la Trattoria alla Rivetta, uno de los sitios donde suelen comer los gondoleros (buena señal, verdad?). Nos ha tocado esperar un poco en la puerta, pero al final ha merecido la pena porque aqui se come un pescado muy fresco y buenisimo. Como estaba todo tan lleno, nos han puesto en una mesa junto a unos holandeses muy simpáticos. Por cierto, era la tercera vez (!!!) que comian aqui, tras haber pasado por otros sitios, en principio mas elegantes, donde la relacion calidad/precio no era la esperada.
Anécdota de la noche: al ver que P. se pedía un café solo con hielo, el holandés ha sentido nostalgia de sus dias en Madrid... y se ha pedido otro, ante la cara de espanto del camarero (ya sabemos que para un italiano esta manera de tomarse el café es casi una aberración, jaja!!)
Por cierto, tanto subida como bajada al Campanile se hacen en un único ascensor de capacidad limitad (10 personas aproximadamente), con lo que hay que ser bastante paciente en cualquiera de los trayectos.
Con tanto trajín y emoción fuerte, nos apetecía comer algo de pasta asi que, recomendados nuevamente por el hotel, hemos ido hasta el A Beccafico. Está en una plaza relativamente tranquila y suele tener mas lugareños que turistas. La comida estaba muy buena, aunque casi ha sido imposible quedarse con el nombre de los platos (aqui hay mas tipos de pasta que en España, jaja!)
El trato ha sido muy bueno: el camarero (como casi todos aparentemente en la ciudad) sabía castellano y había estado en nuestro pais, asi que cada vez que podía nos contaba alguna cosilla. Que majete!
Después hemos dado un pequeño paseo por la zona de Dorsoduro, disfrutando de su ambiente relajado y de sus pequeñas tiendas de artesanos (en una hemos visto cómo hacían figuritas de cristal de Murano), para finalmente llegar al Puente de Rialto y hacer las fotos típicas del Gran Canal.
Con la famosa iglesia de Santa Maria della Salute al fondo, a veces daba la sensacion de tener un cuadro de Canaletto frente a nosotros. Era entonces cuando algún turista se encargaba de ponerte los pies en el suelo. En fin.
La cena ha sido en la Trattoria alla Rivetta, uno de los sitios donde suelen comer los gondoleros (buena señal, verdad?). Nos ha tocado esperar un poco en la puerta, pero al final ha merecido la pena porque aqui se come un pescado muy fresco y buenisimo. Como estaba todo tan lleno, nos han puesto en una mesa junto a unos holandeses muy simpáticos. Por cierto, era la tercera vez (!!!) que comian aqui, tras haber pasado por otros sitios, en principio mas elegantes, donde la relacion calidad/precio no era la esperada.
Anécdota de la noche: al ver que P. se pedía un café solo con hielo, el holandés ha sentido nostalgia de sus dias en Madrid... y se ha pedido otro, ante la cara de espanto del camarero (ya sabemos que para un italiano esta manera de tomarse el café es casi una aberración, jaja!!)
Habeis salido en el reportaje de los japoneses que estaban entusiasmados de veros en la góndola.
ResponderEliminarQué fotos más bonitas habeis hecho ¡ ay ay , yo quiero ir a Venecia!.
El Puente de los Suspiros !! Donde esta la típica foto del Puente de los Suspiros con beso incluido ???? :D :D
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