Carcassonne 2017 - 11 MAR (dia 2)

Quizá la visita fundamental de Carcassonne es el castillo condal junto con las murallas de la ciudadela. Atravesando la barbacana semicircular se encuentra la taquilla a la derecha y cruzando la explanada aparece ya el puente que da acceso al castillo en sí. Es importantísima la audioguía porque, aunque hay carteles explicativos, hay muchos detalles que merece la pena saber. Por ejemplo, lo que vemos hoy es el resultado de una importantísima y larguísima restauración que empezó a mitad del S.XIX gracias al tesón del historiador Jean-Pierre Cros Mayrevieille. La parte fortificada estaba tan deteriorada que las autoridades de la época querían eliminarla definitivamente. Por suerte, se cambió de opinión y así el arquitecto Viollet-le-Duc pudo devolver su esplendor a la ciudad. 

Aunque hay que decir que el proyecto tuvo bastante controversia en su momento porque la muralla de la ciudadela no guardaba el mismo estilo en todos lados. La parte más famosa y fotografiada es la que tiene estilo medieval, con sus torres cónicas de pizarra, pero justo en la zona norte aparece un importante tramo de estilo galorromano (ver FOTO). Sin duda fue una decisión valiente, pero acertada, para que futuras generaciones no olviden su pasado romano y su posterior importancia medieval. 

La visita (entre trayectos, explicaciones y fotos) se puede hacer muy larga, así que no hay problema en salir y volver a entrar en el recinto enseñando de nuevo la entrada. Nosotros hemos parado a comer en L'Auberge du Grand Puits, un sitio cercano (y demasiado turístico) que nos ha servido para probar el famoso cassoulet de estos lares. No hay ningún misterio: este plato es familia de nuestra fabada asturiana. Aunque precisamente en la foto no se distingue muy bien, porque nos lo han servido con extra de pato. Como es de suponer, este plato es MUY contundente, aunque aquí lo hemos visto tomar también de cena (!!!). Por cierto, aquí los camareros, muy jovencitos, SOLO sabían hablar en francés. Vaya sitio "turistico",... en fin. 

Obviamente el resto de la tarde ha consistido en un largo - larguísimo paseo aunque ya por la zona moderna de la ciudad. Queríamos hacer una de las rutas recomendadas por el plano turístico que nos habían dado en el hotel, pero está claro que aquí lo bonito está en la parte alta (e histórica). 

Al final hemos dejado el paseo sin terminar y hemos vuelto a la zona del río para hacer las mejores fotos de la ciudadela. Y es que es tan pero taaaaan bonita... 

Terminamos el día cenando en La Courtine. Este curioso restaurante italiano ofrece una buena variedad de pizzas, platos vegetarianos y tortillas (!!!). Lo que se ve en la foto es precisamente una tortilla de jamón y queso con ensalada. También hemos pedido una pizza de jamón y champiñones, y ambas elecciones han sido perfectas. Mientras cenábamos, un argentino tocaba la guitarra dedicando canciones (en español) a los comensales. Como bien decía al principio, el local no deja de ser curioso. Por cierto, aunque los camareros no sabían nuestro idioma, al menos se han esforzado en hacerse entender en inglés. Así sí, hombre. 

Buenas noches!! Zzzz...

1 comentario:

  1. Me ha parecido ver a un druida bajo una de las torres galorromanas! Vaya sitio precioso que habeis elegido , casualmente, esta vez!!!

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