Amsterdam 2018 - 7 ABR (dia 2)

En esta ciudad (y país) levantarse por la mañana y ver el cielo despejado es casi sinónimo de tener muchísima suerte. No es ninguna tontería: aquí llueve día sí y día también (aún recuerdo lo que nos cayó la otra vez y se me ponen los pelos de punta). Así que, invadidos por el espíritu del entusiasmo y el buenrrollismo, nos hemos puesto a pasear por las calles de Jordaan, el barrio con más encanto  de la ciudad.

Aquí no hay grandes edificios ni museos de renombre: lo interesante es perderse por sus calles y descubrir pequeños rincones mientras los lugareños hacen sus tareas diarias. Ya sé que en estas fechas - y después del invierno que hemos sufrido en toda Europa - tener árboles sin hojas hace que las fotos queden algo deslucidas, pero bueno, el cielo azul compensa absolutamente todo.

Como no podía ser de otra manera, en pleno paseo nos hemos topado con la Westerkerk, una cita indispensable si se viene por estos lares de Abril a Octubre ya que su impresionante torre de 85m permite disfrutar de las mejores vistas de la ciudad y alrededores (hoy hemos podido ver la torre de Haarlem, que está a 18km). La subida / visita a la torre dura 30 minutos y cuesta 8€. Todas son guiadas y hay posibilidad de que sean en holandés o en inglés. Nuestro guía ha sido bastante simpático. Nos ha contado un poco la historia de la iglesia, su contexto y, aunque nosotros repetíamos visita, nos ha parecido igual de interesante que la primera vez (aunque hoy las fotos han quedado muy muy bien!). Como nota curiosa, parece que lo que más le ha sorprendido al guía es que de un grupo de 6 personas (2 portugueses, 2 alemanes y 2 españoles), sólo nosotros sabíamos que Holanda es en realidad una provincia del país y que el nombre oficial es Países Bajos. Sorpresa, jaja!

El hambre ha atacado al poco de terminar la visita. El problema es que, teniendo la casa de Ana Frank tan cerca, hay muchos locales que se aprovechan y abusan con los precios. Hemos tenido que alejarnos un poco para finalmente encontrar Kagetsu Hartenstraat, un pequeño restaurante japonés donde hemos tomado un par de bentos (esas bandejitas con pequeñas porciones de comida). Estaba todo muy bueno, especialmente la sopa miso y el salmón. 

Recordatorio: hay que venir a este local fuera de la hora punta o será complicado pillar sitio. Buena relación calidad / precio en el bento diario.

Hemos seguido paseando con el mismo entusiasmo aunque quizá los pasos iban cada vez más lentos por culpa del calor. ¿Cómo íbamos a pensar que aquí iba a hacer más temperatura que en la península en estos momentos? Mientras nosotros teníamos ganas de dejar abrigo y jersey en cualquier esquina, los lugareños lucían una estupenda sonrisa a juego con sus camisetas de manga corta. Incluso algunos valientes se atrevían con las chanclas - tampoco era para tanto, pero este detalle nos deja bien clarito lo mucho que desean el buen tiempo por aquí -. Aprovechad bien, que el lunes vuelven las nubes grises!

Antes de pasar por el restaurante de la cena hemos hecho una merecidísima parada técnica en el hotel. La verdad es que, casi sin quererlo, nos hemos dado una caminata interesante.

Como no podía ser de otra manera, hemos llegado al restaurante Van Speyk con un hambre canina. Buen trato, buenos productos, pero me quedo sin duda con el lenguado espectacular que nos han puesto (VER FOTO). Maaaaadre mia. 

En fin, ahora toca descansar, después de este fantástico día de sol y calor por las calles abarrotadas de Amsterdam. 

Night night!!

1 comentario:

  1. Si es que la gente es cada vez más inculta aunque tenga en sus manos muchos artilugios parlantes. Hay quien se cree que eso de Paises Bajos es donde vive gente muy bajita ¡ menos mal que dejasteis a España en buen lugar!

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