Londres 2018 - 2 JUN (dia 2)

Inglaterra, cuna del ferrocarril, tiene una poderosa red de trenes que mantiene comunicada gran parte de sus poblaciones. Desde Londres es fácil moverse por toda la isla. Así que hoy aprovechamos esta maravilla de la modernidad y nos hemos ido a Oxford. Para ello, primero teníamos que ir a Paddington Station y allí comprar los billetes. Reconozco que hemos llegado sin tener mucha idea de cómo funcionaban las máquinas pero casualmente no nos ha hecho falta saberlo porque una amable trabajadora de la GWR (una de las empresas de ferrocarriles del país) nos ha sacado los billetes de i/v gracias a su máquina expendedora portátil. Hemos tardado menos de un minuto en tenerlos en la mano. Y tan sólo diez después ya estábamos sentados en el tren.

Recordatorio: estos billetes están sin numerar y en cuanto se abren las puertas del vagón, arranca la estampida de búfalos para pillar asiento. Qué estrés (y qué pereza) de situación.

Una hora más tarde estábamos ya en Oxford, una de las clásicas ciudades universitarias que hoy casi tenía más polen que gente (qué bonita es la primavera en estas latitudes, porfaaachúuus!!). Afortunadamente nuestra cita principal estaba en la Bodleian Library y no hemos tenido que esperar mucho para entrar en ella.  

Y es que ayer empezó una exposición que más de uno no querrá perderse: "Tolkien, creador de la Tierra Media". En ella se analiza un poco la vida del autor, su gusto y pasión por la caligrafía y las sagas nórdicas, la creación del idioma élfico, el diseño de las cubiertas de sus libros, ilustraciones importantísimas, mapas originales de la Tierra Media... en fin, toda una maravilla para los amantes de los libros del universo Tolkien. Ojo, que esto va de libros y no de películas de Peter Jackson. MUY recomendable.

Con menos viento y polen, ya hemos dado una vuelta por Oxford, acompañados de nuestra amiga M., a la que hacía años que no veíamos. Las casitas y los colleges siguen conservando ese aire encantador que tanto atrae al visitante. Aunque el efecto de la humedad sumado al calor casi nos deja baldados. Sin duda aquí se hace más insoportable que en Londres. 

Afortunadamente algunas tiendas ya empiezan a usar el aire acondicionado. Suena a risa, verdad? Es que eso sería impensable en la península (o en EEUU!), pero aquí parece que todo está establecido de alguna manera. Debe de ser como lo del  dicho ese del cuarenta de Mayo, sólo que aquí sustituyen el "sayo" por aire fresco enlatado. Estupendo, oiga. 

La casita tan preciosa que se ve en la foto de la derecha pertenece a la cadena de comida "Pret a Manger". Al igual que vimos en Bray (IRL) con su McDonald's, aquí se ha mantenido la estructura de la casa y se ha reformado todo de tal manera que puedes comer tu sopa, zumo o bocadillos mientras contemplas alucinado el techo, las paredes o la escalera de acceso al piso superior. Qué bonita. No hemos podido resistirnos y hemos comido aquí, por supuesto. 

La vuelta a Londres... en fin, ha sido algo que no vamos a olvidar en mucho tiempo. NO funcionaba el aire acondicionado (o ¿¿directamente no había??) y, sin persianas ni filtros de ningún tipo, nos iba dando el sol mientras la temperatura corporal iba subiendo por momentos. UFFFFF. Todos apiñados, con las ventanas superiores abiertas, por donde sólo entraba una mínima ráfaga de aire (con polen, claro!). Y luego somos nosotros los tercermundistas. 

JA y más JA.

Nas noches!


... ZZZZzzz...

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