Esta mañana, a pesar de que estaba nublado y medio lloviendo, hemos salido a dar una vuelta. Hace años, antes de volver al aeropuerto, solíamos entrar al British Museum y pulular un poco por sus salas para después comprar algún libro interesante. Pero desde que pusieron los controles de acceso, las colas son interminables y, la verdad, para lo que queremos hacer no merece la pena. Quizá un año de estos tengamos la paciencia necesaria para volver a entrar, pero de momento... va a ser que no.
Después de picar algo, hemos pillado las maletas en el hotel y otra vez en metro al aeropuerto. Aún queda un año para que se inaugure la esperada "Elizabeth Line", pero parece que se les ha ido un poco de las manos y sigue posponiendo su fecha oficial de apertura. Digo esto porque, en vez de un trayecto de 45 / 50 min, pasaríamos a uno de 20 / 25 min. No hay color, verdad? Pues eso mismo.
Las vistas desde la ventanilla nos recuerdan una vez más lo bonito (y cómodo) que es viajar en avión. También significa que mañana hay que madrugar de nuevo para volver a la rutina pero un fin de semana en Londres siempre ayuda para recargar pilas.
Hasta la siguiente!!!
:)