Lo que podría haber sido un bonito comienzo de fin de semana, se ha ido un poco al garete cuando la voz del piloto nos ha confirmado que había un problema en bodega con los contenedores y que, aunque era solucionable, no podía decirnos cuándo estaríamos listos para salir. La verdad es que siendo un avión grandote (un A340) teníamos suficiente entretenimiento a bordo en las pantallas y, tanto nosotros como el resto de pasaje, podíamos evadirnos lo suficiente como para no pensar en el problema. Así que en el fondo, no ha sido especialmente incómodo.
Una hora después ya estábamos en el aire y nos hemos mirado con cara de preocupación porque, si no queríamos perder nuestra reserva de cena a las 8PM, dependíamos de nuestra pericia para correr a lo "Carros de Fuego" y darlo todo en cada traslado.
Así que hemos salido los primeros del avión, corriendo por los pasillos para pillar cuanto antes el tren automático entre terminales, para después hacer los trámites del pasaporte, comprar los billetes de metro... y finalmente estar sentados en el vagón de metro 25 minutos después. Ofú, que estrés.
Ha ayudado mucho el rapidísimo check-in del hotel. De hecho, hemos podido salir con tiempo suficiente para llegar a la Cantina Laredo a las 7:57PM - ole y ole!!
Y, no se si ha sido casualidad o es que hacía mucho que no pasábamos por aquí, pero nunca habíamos comido tan bien en este restaurante mexicano. Todo estaba riquísimo!! Guacamole, tostas, pescado y el entrecot que se ve en la foto. En fin, MUY recomendable para comer bien y de calidad.
Ahora a descansar, que nos lo hemos ganado...!
Sois unos aurigas de carros de fuego , no problem
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