Si el Schloss Schönbrunn era la residencia de verano de los monarcas austriacos, el Hofburg (o Palacio Imperial) era la residencia de invierno. De hecho, fue su residencia durante más de seis siglos... y eso se nota en el tamaño y en la cantidad de estilos arquitectónicos que tiene. Como tampoco teniamos todo el tiempo del mundo, nos hemos quedado con la seccion de los Kaisserappartements (los aposentos reales), que incluía una audioguia, visita al Museo Sisi y al Hoftafel und Silberkammer (cámara de vajilla y platería). La visita ha complementado perfectamente lo que ya habíamos visto en el otro palacio.
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Por cierto, dato curioso que hemos aprendido: las servilletas reales medían aproximadamente 100cm x 100cm y eran de lino fino. Con estas dimensiones, las personas encargadas de ellas (ojo que en los palacios en total trabajaban como 5000 personas!) solían colocarlas de una manera muy especial - una manera que sólo ellas conocian y su secreto estaba muy bien guardado. Vamos, como la fórmula de la Coca-Cola pero en version "superservilleten"! Que cosas...
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Por cierto, dato curioso que hemos aprendido: las servilletas reales medían aproximadamente 100cm x 100cm y eran de lino fino. Con estas dimensiones, las personas encargadas de ellas (ojo que en los palacios en total trabajaban como 5000 personas!) solían colocarlas de una manera muy especial - una manera que sólo ellas conocian y su secreto estaba muy bien guardado. Vamos, como la fórmula de la Coca-Cola pero en version "superservilleten"! Que cosas...
Un paseo por el Palacio de la Opera nos ha hecho descubrir a las verdaderas estrellas de la ciudad. En la gran acera del palacio, se pueden ver varias losas conmemorativas de conocidos compositores de opera, a modo de "paseo de la fama hollywoodiense". Como ejemplo, aqui está la de Richard Strauss. Una gran idea, desde luego.
.El postre de la tarde nos lo hemos tomado en la cafetería del Hotel Sacher, conocidisimo en todo el mundo por la tarta de chocolate que lleva su nombre (y que obviamente es originaria de alli). Hemos pedido esta tarta y el Apfelstrudel, ambos muy buenos, junto con un café vienés (que además venia acompañado de un vasito de agua). El local es muy clasico y mantiene unas rígidas normas en algunas cosas. Por ejemplo, para poder estar en el mítico saloncito rojo, es imprescindible dejar el abrigo en el ropero. La idea es que ningun tipo de ropa puede estar sobre el respaldo de las sillas o sobre los sofás. Por supuesto, si uno se niega, deberá estar con el abrigo puesto todo el rato.
.La última visita del dia se la hemos dedicado a una iglesia muy famosa en la ciudad, Karlskirche (iglesia de San Carlos). Su fachada ya impone, con la gran cúpula y esas dos columnas laterales, pero lo verdaderamente impresionante es el interior... y más ahora, que se encuentra en restauracion, y tiene un ascensor y unas escaleras que te llevan hasta lo más alto de la cúpula, pudiendo disfrutar de una perspectiva jamás vista. La sensación de casi poder tocar los frescos de la cúpula es increible.
.Para muestra, este video grabado mientras bajabamos por el ascensor:
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Ehh !! Que nos perdemos los mas emocionante: El aterrizaje! . Menudo descenso ... y sin máscaras de oxígeno !!
ResponderEliminarDesde luego, esta visita a Viena va a ser la de los "sabrosos recuerdos"... y que se j**a la báscula, a vivir que son dos días !!
Me encanta la combinación que haceis de arte y gastronomia ¡os contrato de guias en mi próximo viaje!
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