La idea era visitar hoy los Museos Vaticanos. Y como ya habíamos leido sobre sus famosas colas de entrada, hemos salido aún mas pronto del hotel para poder llegar antes de las 9am (hora de apertura). Pero tras media hora de paseo rápido desde el hotel, hemos comprobado que (todos) los turistas de la ciudad habían pensado exactamente lo mismo. Aún así, nos hemos puesto en cola (sin exagerar había como unos 800 metros hasta la puerta de entrada). El problema era que pasaban los minutos y alli no se movia nadie, asi que finalmente hemos desistido: dejamos el plan de los museos para mañana y cruzaremos los dedos para que haya suerte.
Alternativa: visitar San Pedro. Pues estupendo, oiga.
Lo único que hay que hacer es seguir las indicaciones y los carteles. Coo queríamos visita completa, en primer lugar hemos bajado por unas escaleras para ver las tumbas de los Papas. Sorprende la sencillez y el silencio del sitio. Por supuesto, nada de fotos.
Después venía el trayecto interesante: subir hasta lo más alto de la cúpula. Para ellos, hay dos opciones basicamente: o bien subir TODO escaleras o bien hacer un tramo en ascensor para despues darle caña a 320 escalones. Obviamente, hemos pagado el ascensor y luego ha comenzado la verdadera excursión. Al principio todo iba genial y, como no había mucha gente, hemos podido ir a nuestro ritmo. Pero en un momento dado, los escalones han ido menguando y las paredes se inclinanban hacia un lado (por efecto de la cúpula). En la FOTO no se pilla muy bien, pero puedo asegurar que esto es digno de experimentarse al menos una vez en la vida. En el ultimisimo tramo, además, hay una escalera de caracol con una cuerda a la que te tienes que agarrar si o si para coronar la cúpula con exito!
Cuando estás en la terracita te das cuenta de que las vistas han merecido la pena todo el esfuerzo empleado. Que pasada. Siempre habíamos visto fotos, pero nada es comparable con vivirlo en primera persona. Qué grande, qué armonía, qué pedazo de plaza!
Hemos estado haciendo muchas fotos (sí, si, también la típica de la mano), pero aquí voy a dejar la normalita, por aquello de tener un recuerdo bonito sin toque personalizado.
Tras bajar tranquilamente (el camino es casi el mismo en orden inverso, pero por otro lado de la cúpula), hemos visto ya la Basílica y hemos hecho un montón de fotos. Había mucha gente, pero quizá donde era casi imposible pasar era junto a la Piedad de Miguel Angel.
Una preciosidad, si. Aunque sólo puede verse a traves de un cristal blindado. La culpa la tuvo un ataque que sufrió en los años 70, cuando un tarado mental empezó a golpearla sin sentido. La restauración hizo que quedara prácticamente igual, pero las medidas de seguridad se incrementaron a tope (tambien el interés por fotografiarla!). He tenido suerte haciéndome un hueco con la cámara y he podido pillar varias fotos sin problema... pero que agobio, por favor!
P. ya había estado aqui hace años con su familia, así que le hacía especial ilusión entrar en una tienda de pizzas "al taglio". Aqui en Roma son muy muy populares, pero él recordaba con cierto cariño una junto a la Plaza de San Pedro. Así que ahí hemos entrado, para pedir nuestros trozos de pizza y después comerlos en las escaleras de la entrada junto al resto de turistas.
Efectivamente: nos ha sabido a gloria!!!
A unos 20 minutos del Vaticano se encuentra el Ara Pacis, un altar conmemorativo en honor al Emperador Augusto por sus victorias en Hispania y la Galia. A simple vista, parece un cubículo sin techar de marmol, pero su decoración escultórica es muy buena. Por cierto, en este altar se hacían sacrificios de animales todos los años para recordar ese gran momento.
Ya estábamos muy cansados, pero aún así hemos disfrutado de la visita. Por supuesto no he podido evitar hacerle fotos desde todos los ángulos. Además, los paneles explicativos son estupendos - incluso tienen láminas chulisimas con su situación con respecto a la ciudad en tiempos del emperador.
De vuelta para el hotel, hemos hecho parada obligatoria en uno de los lugares emblemáticos de la ciudad: la Fontana di Trevi.
Me he quedado casi paralizada al verla. Y eso que estaba plagada de gente queriendose hacer fotos y tirando monedas. Que cosa mas bonita, por favor!!
Como siempre, las fotos no reflejan las emociones, pero sí pueden ayudar a comprenderlas. Esta fuente es una auténtica joya que no hay que perderse en ninguna visita a la ciudad. De hecho, hemos tirado nuestra moneda, así que VOLVEREMOS (no se cuando, pero fijo que volveremos).