Comenzamos la jornada con una excursión por el Valle de Estós, un viejo conocido del que ya nos quedamos prendados el año pasado. Aunque es uno de los mas populares de la zona, esta vez había menos gente (especialmente al principio) con lo que se nos ha hecho un trayecto más tranquilo y llevadero.
Aún recordábamos la subida inicial, la presa y muchos más sitios - porque hoy hemos hecho una hora de camino exactamente igual que el del año pasado -. Pero en cuanto hemos dejado atrás el desvío hacia el Ibón de Escarpinosa, nos hemos adentrado en el valle a la aventura. O más bien, a las cuestas, porque el camino ha seguido subiendo de mala manera.
Pero no todo es malo: las vistas son espectaculares y el agua acompaña durante todo el camino, bien a un lado o bien a la hora de tener que atravesarlo por medio de puentes o pasarelas. Hemos parado muchas veces (tanto a la ida como a la vuelta) para hacer fotos porque aquí hay que aprovechar todos los matices de luz que ofrece el día. Siendo fiel a mis costumbres, he comprobado la temperatura del agua y, efectivamente, bajaba bien fresquita!
Merece la pena desviarse un poco y pasar por las Gorjas Galantes. Hay dos miradores y los dos tienen unas vistas preciosas de esta impresionante caída de agua.
NOTA: el tamaño del mirador es bastante pequeño. Caben como máximo dos personas a la vez.
El final del desvío vuelve a conectar con la pista forestal del valle y en pocos minutos nos acercamos a lo que va a ser nuestro final de ruta.
“Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo / las risas que nos hacíamos antes todos juntos / Hoy no queda casi nadie de los de antes / y los que hay… han cambiado / han cambiado… sí”
Efectivamente: ésta es la famosa cabaña de la canción de Celtas Cortos. Aquí se alojó el cantante Cifu en su momento y luego se inspiró en aquella escapada de montaña para escribir la archiconocida “20 de Abril”. La cabaña se encontraba en un estado deplorable hasta que hace 5 años la rehabilitaron por completo, devolviéndole todo su esplendor.
Por supuesto la cabaña no sería nada sin su entorno. Y es que esta zona del valle es casi idílica. Una mezcla de verdes salpicada por los marrones y blancos de las vaquitas pastando, mientras el río fluye a su ritmo. Aquí nos podíamos haber quedado horas y horas pero, como los demás excursionistas, sólo hemos aprovechado el momento para hacer una parada técnica y tomar los bocadillos de turno.
Por supuesto la cabaña no sería nada sin su entorno. Y es que esta zona del valle es casi idílica. Una mezcla de verdes salpicada por los marrones y blancos de las vaquitas pastando, mientras el río fluye a su ritmo. Aquí nos podíamos haber quedado horas y horas pero, como los demás excursionistas, sólo hemos aprovechado el momento para hacer una parada técnica y tomar los bocadillos de turno.
Suele ser tradición cantar la canción al llegar a la cabaña. Nosotros hemos hecho lo propio, aunque de manera discreta - no sea que el ganadero que estaba trabajando a tope nos dijera algo -. Pero la dejo aquí también, por si después de tanta referencia a alguien más le apetece agarrar micro en mano y darlo todo :)
En fin, después de descansar un rato en el hotel, hemos picoteado algo en el mismo lugar de ayer. También hemos estado dando un paseo por el pueblo, que sigue tan pintoresco como siempre.
Y ahora a descansar, que falta hace.
Buenas nochesss… zzzz!
“20 de abril del 90 …”. A mi los Celtas Cortos me resultaban un tanto “Largos”😉
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