Huesca 2022 - 21 SEP (día 4)

 

No queda completo un viaje a Pirineos sin su correspondiente ruta a algún ibón. Por eso hoy nos hemos animado y hemos elegido la zona de la Renclusa para pasar el día. Al estar fuera de temporada alta, el coche se puede dejar en el parking de La Besurta. Desde allí, a pocos minutos andando, ya se puede ver la señalización indicando el camino hasta el refugio. Y luego ya sólo hay que seguir las marcas de color rojo / blanco.

La subida es muy llevadera: los tramos en zig-zag y las vistas del barranco son los perfectos compañeros de viaje de un camino poco transitado y muy agradable. Al fondo se ve (y se oye) la caída de dos saltos de agua. Comparado con el año pasado, estamos viendo en general menos caudal por todos lados. Está claro que esto es consecuencia directa de un año donde las precipitaciones brillan por su ausencia. A ver si pronto vuelven las nubes y soluciona un poco esto.

Tras dejar el refugio (aparentemente muy bien equipado), hemos empezado la segunda parte del camino. Las marcas a seguir ahora son verde oscuro / verde claro. Hay que cruzar un puente de madera y subir hacia la izquierda. En algunas zonas casi ni se ven las marcas pero sí que hay montoncitos de piedras a modo de señalización, cosa que se agradece enormemente. Y al final, llegamos al ibón, donde hemos aprovechado para comer y para estar un buen rato… porque el entorno (y el magnifico día de sol) así lo pedían. 

La bajada, como siempre, ha sido bastante lenta para no penalizar las rodillas pero no ha tenido ninguna complicación. 


Tras el correspondiente descanso en el hotel, hemos salido a picar algo. Hoy estaba cerrado el local de todas las noches anteriores, así que nos hemos ido al Bombardino. Teníamos buen recuerdo de él (estuvimos aquí también el año pasado) y creo que, después de esta cena, el recuerdo se va a afianzar aún más porque hemos comido estupendamente: zamburiñas, secreto, bocatín de pollo crujiente y tiramisú casero. Qué bueno todo!

En fin… ahora a descansar. Buenas noches!

P.D: He tenido muchas dudas sobre si añadir una cosita más a esta entrada de blog, pero al final creo que es mejor ponerlo.


Justo antes del último tramo de subida al ibón nos hemos encontrado con un gato. Nos ha sorprendido mucho que estuviera solo, maullando, como buscando a su dueño. Se ha acercado y nos ha marcado. Obviamente le hemos hecho muchísimas fotos y varios videos. Parecía que le caíamos bien y nos ha acompañado hasta casi la orilla del ibón. Luego ha llegado un grupo de chavales y también les ha recibido de la misma manera. 

Por su buen aspecto y complexión, daba la sensación que llevaba pocos días abandonado. Nos ha dado mucha pena, pero no podíamos hacer nada por él. Pero, ya en el hotel, una vez que hemos visto con detenimiento las fotos nos ha entrado la duda y, tras una breve búsqueda en internet, hemos descubierto ante nuestro asombro que en realidad ese inocente gato abandonado era un GATO MONTÉS. Al ser tan pequeño (y tan increíblemente sociable) todos hemos caído en el mismo error, pero las pistas son claramente visibles: orejas puntiagudas, cola gruesa que termina en una especie bola negra, banda negra y ancha en el lomo, y los bigotes gruesos, largos y caídos hacia abajo. Así que, para ser nuestro primer contacto con un gato salvaje, la verdad es que ha sido bastante agradable. 

Que cosas!!!!


1 comentario:

  1. No está nada mal la comida ñam ñam . 🐈 montés ¡!que guay! , es muy bonito . Estáis viendo unos sitios preciosos 👍

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