Para hoy teníamos planes en la zona sur de la ciudad. Por supuesto, las nubes grises ya son historia y lo que dominan son las temperaturas bajo cero y un cielo despejadísimo (léase "raso cual pandero"). Como era de esperar, al salir del metro casi nos da un colapso y hemos tenido que correr un poco para llegar finalmente al Museo del 11-S
Recordatorio: MUY recomendable comprar la entrada por internet para evitar las insufribles colas a la intemperie.
Para entrar hay que armarse de paciencia y pasar unos controles muy exhaustivos, parecidos a los que se pueden encontrar en cualquier aeropuerto americano (escáneres corporales incluidos). Pero una vez superada la prueba, la visita se hace muy intensa, empezando con un video de unos 20 minutos en el que diferentes autoridades relatan sus experiencias para después dar paso a una exposición con paneles explicativos, grabaciones telefónicas, fotografías, portadas de periódicos y, cómo no, restos y mas restos de la barbarie (tarjetas, papeles, ropa, calzado...). Si a nosotros se nos ha encogido el corazón recordando el momento, no quiero ni imaginar lo que puede suponer esto para un lugareño.
El museo se encuentra en la explanada junto a los dos enormes espacios vacíos que dejaron las torres. Bueno, digamos que está vacío aparentemente, porque el agua no deja de fluir por sus paredes. Y en los bordes de estas enormes caídas de agua, se encuentran unas planchas grabadas con los nombres de los fallecidos.
Sobrecogedor.
Tras tomar algo calentito, hemos estado callejeando un poco por la zona financiera para después subir por Broadway hasta que el frío ha podido con nosotros y nos ha obligado a pillar el metro hasta el hotel.
Teníamos reservada mesa para esta noche en un francés muy chulo, Chez Josephine, que está en la zona de los teatros. Trato y comida estupendos: todo un acierto!! Lo que se ve en la FOTO es halibut con salsa del limón y cuscús de verduras (decir que "estaba buenísimo" es quedarse corto).
No sé si ocurrirá todos los dias, pero justo hoy había música en directo. Un pianista ha estado tocando canciones de Cole Porter y, como estaba relativamente cerca de nuestra mesa, hemos podido incluso grabar algún video:
Y de postre, entradas para la obra "A delicate balance" en el Golden Theatre. Por el nombre seguramente no le suene a nadie, pero en cartel estaban cuatro actores muy conocidos: Bob Balaban (eterno secundario), Martha Plimpton (antigua "Goonie" y actual protagonista de "Hope"), John Lithgow y, por supuesto, Glenn Close. La obra ha estado muy bien. Al final han sido 3 horas con dos descansos de 10 minutos. Nos habría gustado quedarnos a despedir a los actores al final (muy típico en estos lares), pero es que hacía tal frío que no nos veíamos con fuerza para aguantar 20 minutos (por lo menos!!) junto a la puerta trasera. Parafraseando a Michael Ende, eso será otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.
:)
El museo del 11-S debe cortar la respiración más que el frio polar de esos lares...
ResponderEliminar¡Y mira por donde " casualmente" piano en directo mientras cenais ! No se como "casualmente" no habeis topado con Glenn Close al salir del teatro
Siempre que veo imágenes de atentados multitudinarios e indiscriminados, me vienen a la mente unas líneas del libro del peculiar CJC llamado "Nuevo viaje a la Alcarria", al hilo de un atentado que sufrió un restaurante entonces muy conocido situado junto a la NII no muy lejos de donde vivía entonces y que habíamos frecuentado en familia alguna vez: " El Descanso voló por los aires dinamitado por quienes quieren arreglar el mundo matando pobres; los pobres son más fáciles de matar que los ricos, se conoce que se guardan menos y se arriesgan a merendar en familia; matar pobres no tiene mayor mérito y es poco deportivo."
ResponderEliminarEl final de jornada es muy a lo película de Woody Allen, eh ? ;-)
( No lo puedo negar, me dais mucha envidia ) :-D