Colorado 2024 - 23 NOV (día 7)

El otro día mencionaba que mucha gente venia al oeste del país en busca de oportunidades y hoy tengo que hablar de Adolph Kuhrs, un joven que en 1868 llegó desde Alemania a Nueva York en busca de un futuro mejor. No conocía el idioma pero sí sabía ingeniárselas para sobrevivir así que, tras varios intentos en la ciudad y después en Chicago, finalmente llegó a Denver para poner en marcha un negocio que conocía perfectamente: la elaboración de cerveza. Para entonces su apellido ya había cambiado a Coors y, lo que empezó en Golden como un pequeño negocio junto a las Rocosas, hoy es un imperio gigante conocido en todo el mundo.

Esta mañana hemos estado visitando la fábrica de cerveza Coors y nos lo hemos pasado genial. Por cierto, que al estar en un edificio donde hay trabajadores, hay que seguir un protocolo bastante específico, sin poder pasar bolsos ni mochilas. Al menos 15 minutos antes de la hora programada, hay que llegar al parking y allí pre-registrarse. Después hay que esperar en una zona techada al autobús lanzadera que te deja junto al edificio principal. Una vez allí, hay otro mostrador donde comprueban que tienes más de 21 años (que es la edad mínima legal para tomar alcohol). Y por último un guía muy simpático te lleva por salas y pasillos mientras cuenta la historia de cómo se elabora la cerveza y cómo su fundador llegó hasta donde llegó. 

Ah… que se me olvida! Durante los 90 minutos que dura la visita puedes probar hasta tres cervezas de las que se elaboran en la fábrica. Menos mal que hoy habíamos desayunado mucho a conciencia porque si no, salimos de la fábrica haciendo la croqueta…

Al salir de la fábrica hacía buenísimo (19ºC… increíble!), así que hemos dejado los abrigos en el hotel y nos hemos dado una vuelta por el centro, que estaba muy animado. Así hemos descubierto junto al río el Golden History Museum & Park, un museo que permite conocer la historia de este asentamiento, sus tradiciones, y algunos habitantes destacados. A nosotros nos ha gustado pero seguro que a los lugareños les resulta mucho más interesante. 

El museo tiene además una parte en exterior (al otro lado del río) donde se pueden ver algunos edificios de madera del S.XIX que, antes de que se derrumbaran, los trasladaron a este parque para que todo el mundo pudiera disfrutar de ellos. Por supuesto el interior está perfectamente conservado: sólo hay que mirar por las ventanas para quedarse maravillado ante los objetos de la época. Por un momento me he acordado de aquel pueblo fantasma que vimos hace ya unos cuantos años en otro viaje.

Para ser sábado por la noche aquí ha desaparecido la vidilla que había tan sólo unas horas antes. A lo mejor todos están en el concierto country que empieza en breve en uno de los bares de la calle principal. Nosotros no tenemos cuerpo para tanto espectáculo nocturno pero tampoco tenemos la ropa adecuada: todos los que entraban en ese local vestían con sombrero, cazadora y botas de cowboy. Qué cosas.

En fin, vamos a descansar que mañana nos espera un laaaaargo día por delante.

Buenas noches!


Colorado 2024 - 22 NOV (día 6)

A principios del S.XIX, lo que se conocía como Estados Unidos estaba en plena expansión hacia el Oeste. Poco a poco iba haciéndose con más territorios pero el proceso era lento y costoso. Cuando la ciudad de Santa Fe pasó a manos estadounidenses, su ubicación en la frontera hacía que llevar suministros hasta la zona fuese complicado. Se estableció entonces el “Santa Fe Trail”, una ruta comercial que partía desde la ciudad de Independence y que, además de atravesar llanuras áridas, cruzaba parte de Comanchería (territorio perteneciente a la tribu Comanche) con el consiguiente coste para el convoy. 

En mitad de esta ruta (y en la frontera con México) se estableció Bent’s Fort. Éste era un “trading post”, es decir, un asentamiento fortificado donde se intercambiaban bienes materiales y servicios. Aquí venían varias tribus para intercambiar las pieles de bisonte por textiles ingleses, los comerciantes podían conseguir munición para continuar su camino y las carretas podían arreglarse después de tanto traqueteo por las llanuras. Lo importante era hacer negocio y daba igual la procedencia del viandante. Si no sabías el idioma, te hacías entender por signos. El fuerte ofrecía comida, alojamiento y, por supuesto, protección ante los diferentes elementos. 

La visita ha sido muy instructiva e interesante. Era un tour guiado y, junto con otro lugareño, nos han explicado todo estupendamente. 

Por cierto, el fuerte que vemos hoy es el resultado de una reconstrucción de los años 70. Con la expansión del ferrocarril el fuerte se había abandonado y no quedaban más que las ruinas. Qué bien que se decidiera levantar de nuevo con los testimonios que dejaron muchos de sus usuarios en sus respectivos diarios. 

Tras la visita, hemos empezado el viaje hacia el norte parando, eso sí, en Pueblo para comer. Lo que no esperábamos era pillar tanto tráfico en la zona de Colorado Springs y, sobre todo, en Denver. Quizá es que es viernes. O quizá es que siempre es así a esa hora. En todo caso, cuando hemos aparcado en Golden estábamos con mucho cansancio encima. 

Por suerte hemos encontrado un pequeño local de comida argentina que nos ha subido el ánimo. Sus pequeñas empanadas nos han sabido a gloria (diría que son las mejores que hemos probado hasta ahora!). San Telmo Market & Deli ofrece productos argentinos recién hechos pero también puedes comprar refrigerados, mate y hasta ropa de la selección argentina de fútbol. Todo un descubrimiento!

En fin, vamos a descansar que ya toca

Buenas noches!


Colorado 2024 - 21 NOV (día 5)

Es de sobra conocido que en este país tan inmenso, con tantos ecosistemas y diferentes climas, podemos encontrar muchas zonas desérticas. Pero lo que cuesta imaginar es que en plenas Rocosas de Colorado, existan las dunas más altas de toda Norteamérica. Great Sand Dunes National Park es quizá uno de los parques nacionales más infravalorados y, sin embargo, tiene un encanto que le hace único. Gracias a la combinación de montañas, viento y agua, las dunas se esculpen lentamente y permiten ser exploradas como si se tratara del propio Sahara. 

En primavera y verano el deshielo hace que aparezca Medano Creek, un arroyo que cubre buena parte de la explanada entre el aparcamiento principal y la primera línea de dunas. En el Centro de Visitantes hemos visto un video con un montón de lugareños (especialmente niños) dándolo todo entre la arena y el arroyo. Pero justo ahora en Noviembre todo está seco y hemos tenido la tranquilidad de poder recorrer todo el lecho del arroyo sin problemas. Nos lo hemos pasado como enanos haciendo fotos y vídeos. Y la nieve de fondo quedaba muuuy bien. 

Por cierto, caminar en las dunas cansa y mucho. Aunque teníamos un pequeño picoteo para no desfallecer en el parque, al salir hemos ido hasta Alamosa para comer en Emma’s, un restaurante mexicano de comida casera. La verdad es que no teníamos ni idea de qué esperar (lo hemos elegido al azar) y nos ha sorprendido gratamente. Hemos pedido una ensalada y una “pizza burrito”. Menudo acierto! Sabor intenso y productos de primera calidad. La anécdota del día ha sido cuando, al preguntarnos de dónde éramos, resulta que Mona, la dueña (y cocinera) del local, adora nuestro país y casualmente este domingo viaja para allá para visitar a una amiga en Murcia. Increíble, de verdad. 

Mas info del local -> enlace de artículo [AQUI]

De vuelta al hotel hemos disfrutado aún más del paisaje, recordando las risas de esta mañana entre las dunas. A pesar de las temperaturas tan bajas, el sol hace que todo se haga más llevadero y, en general, estamos teniendo mucha suerte. A partir de mañana ya hemos visto que suben las temperaturas pero también nos moveremos a otra parte del estado de Colorado y notaremos mejoría (= el otoño dejará de ser tan invernal)

A descansar ya. 

Buenas noches!


Colorado 2024 - 20 NOV (día 4)

Cuando los pobladores del Este del recién creado país vinieron por estas tierras en busca de oro y fortuna muchos se encontraron con la frustración de no poder alcanzar su objetivo rápidamente. Había que ganarse la vida como fuese. En 1881 los hermanos Pickett tuvieron la inmensa fortuna de dar con una cueva que les daría dinero fácil y que se convertiría en una de las primeras atracciones geológicas del estado. En lo alto de Williams Canyon construyeron un acceso atractivo para los turistas y, con el tiempo - especialmente en estos últimos años -, la oferta de Cave of the Winds se ha ampliado con cafetería, tienda de regalos y un parque de aventuras (tirolina, via ferrata, rocódromo,…). 

Nosotros sólo hemos visitado la cueva y la verdad es que está muy bien. Además sólo éramos un grupo de 4. En comparación con otras, aquí hay que agacharse bastante en algunos momentos y subir/bajar varios tramos de escaleras (algunas empinadas y estrechas) así que, si uno no está muy ágil, mejor que se quede en la cafetería haciendo fotos desde el cañón (que no es mala opción, porque las vistas son espectaculares). Como decía en el párrafo anterior, esto era una atracción turística desde hace más de 100 años y, como ya sabemos, entonces la sensibilidad hacia la conservación geológica era mínima o nula. De hecho, en una de las salas una estalactita tiene un brillo intenso y extraño debido a las miles de veces que se tocaba porque “daba suerte”. Hoy obviamente no puedes ni acercarte a las paredes pero está bien que recuerden estas cosas para concienciar a las futuras generaciones.

Dejamos la zona de Colorado Springs y nuestra siguiente parada nos esperaba en Pueblo (sí, sí… es un pueblo que se llama “Pueblo”). Aquí hemos visitado Rosemount Museum, una casa histórica enorme de 1893 que es una auténtica joya. Pertenece a la familia Thatcher - que no tiene nada que ver con la afamada primera ministra británica - y fueron ellos quienes consiguieron muchas mejoras para aquel asentamiento que se había formado a partir de varios centros de intercambio comercial (los “trading posts”). 

Todas las visitas a la casa museo son guiadas por voluntarios que se desviven por contarte la historia del edificio y de la propia familia. No se pueden hacer fotos del interior (una pena, lo sé) por eso hay que aprovechar bien la estancia y mirar todo con detalle para que el recuerdo se fije bien. Por cierto, a mitad de noviembre se pone ya la decoración navideña y le da un toque increíble. A nosotros nos ha dejado con la boca abierta.

Terminamos el día en Walsenburg. Aquí no hay nada especial, simplemente nos sirve como base de operaciones para lo que haremos mañana. Toda esta zona se nota mucho más árida y plana, pero no deja de ser curiosa para unos europeos acostumbrados a la variedad geográfica.

Buenas noches y hasta mañana!


Colorado 2024 - 19 NOV (día 3)

No ha fallado la previsión: esta mañana han caído copos de nieve. Lo bueno es que no ha sido tan escandaloso como esperábamos y sólo ha cuajado en las montañas. Así que hemos seguido con nuestro itinerario y nos hemos acercado hasta Garden of the Gods (= “el jardín de los dioses”). Aquí ya estuvimos hace años, aprovechando el viaje a las Montañas Rocosas, pero entonces vimos muy poco porque hacía demasiado calor. Ahora tampoco es que hayamos visto mucho más pero por lo menos no había casi nadie en el parque y las fotos han quedado estupendas. 

Por cierto, gracias a que la carretera que va desde el centro de visitantes hasta el parque estaba de obras, hemos entrado por el acceso sur y así hemos descubierto el enorme “Trading Post”, la tienda de regalos más antigua de Colorado, creada en 1929. El local es inmenso (ha habido un momento que nos hemos despistado y casi no nos encontramos!) y tienen mogollón de cosas para comprar, pero también hay una zona donde poder comer. No hemos podido resistirnos y hemos pedido hamburguesas de bisonte, la especialidad de la casa. Estaba muy buena aunque nos ha costado quitar de la mente las imágenes del viaje del año pasado, cuando los veíamos en libertad… ay ay!

De vuelta al centro hemos visitado el Pioneers Museum. Se encuentra en un edificio histórico de 1903 (la ciudad se fundó en 1871) y contiene varias exposiciones permanentes con las que se pueden aprender muchas cosas sobre la historia y los personajes importantes de la ciudad. Por ejemplo, al estar a más de 1800m de altitud junto a las Rocosas, el aire se consideraba muy puro e ideal para los enfermos de tuberculosis con lo que se convirtió en un destino perfecto para el tratamiento de la enfermedad. Ah, aquí también estuvo haciendo experimentos Nikola Tesla (de hecho, esto sale en la película “El Prestigio - el truco final”). 

No nos hemos complicado mucho para buscar restaurante para cenar: hemos vuelto al Lumen8. Estábamos demasiado cansados y no nos apetecía volver al hotel con las temperaturas bajo cero. Así que hemos subido a la 8ª planta y hemos pedido esta vez salmón y pollo. Estaba todo muy bueno pero, cada minuto que pasaba, nos iba pasando factura y el cuerpo aguantaba menos. Este jetlag está siendo tremendo.

En fin, a ver si esta noche nos va mejor. 

Buenas nochesss…


Colorado 2024 - 18 NOV (día 2)

Imaginemos que, durante miles de años, una cadena de volcanes tiene la maravillosa idea de ir expulsando rocas, humo y cenizas cada cierto tiempo. El paisaje circundante se vería gravemente afectado, ¿verdad?. Ahora imaginemos que todos esos materiales se mezclan con agua de lluvia. El resultado sería un “lahar”, una lengua gigante de barro volcánico que iría cubriendo la zona lentamente. Y si eso ocurre muchas veces a lo largo de mucho tiempo tendríamos un montón de capas de diferente grosor que atraparía toda vida vegetal y animal de la zona. Pues eso que es tan simple pero tan curioso es lo que ofrece la zona de Florissant Fossil Beds, el yacimiento documentado de fósiles vegetales e insectos más rico del planeta.

Es muy recomendable que, al llegar, se vea el video explicativo que está en el centro de visitantes. Después hay una zona donde ver diferentes tipos de fósiles atrapados en roca y, por último, hay que continuar la visita en el exterior, donde diferentes senderos te acercan hasta los enormes tocones de redwoods fosilizados (estos árboles eran como sequoias pero bastante más estilizados y altos). El que se ve en la foto es muy chulo, pero está bastante dañado porque cuando se descubrió en el S.XIX aún no se tenía la conciencia de conservación que existe hoy y porque entonces se troceaba con una sierra para que los turistas se llevasen un recuerdo… en fin, qué dolor me está entrando.

En situaciones normales se puede ver el recinto fácilmente pero justo hoy estaba todo nevado así que hemos tardado muchísimo en ver lo que estaba más accesible (eso si, nos lo hemos pasado genial haciendo fotos en la nieve). 

Tras parar a comer algo rápido en Woodland Park, hemos vuelto a Colorado Springs para ver su museo olímpico. Porque aquí, en esta pequeña gran ciudad de las Rocosas, existe este museo espectacular donde poder impregnarse del espíritu olímpico de manera fácil y entretenida. La entrada incluye una credencial personalizada que, cada vez que es detectada por algún panel interactivo, te va registrando tu progreso (deportes preferidos, atletas,…). También tiene una zona donde poder practicar alguna disciplina (arco, carrera, esquí, fútbol) y una colección alucinante de medallas y antorchas olímpicas - ¡sólo faltan las de Paris 2024! -. Nos ha encantado la visita pero la hemos disfrutado muchísimo más porque había poquísimos visitantes. Viva la temporada baja.

Para cenar nos hemos acercado hasta Jack Quinn’s, un pub irlandés enorme donde hemos pedido, cómo no, un “fish and chips”. Hacía mucho tiempo que no probábamos uno así que ya tocaba quitarse la espinita. Y creo que hemos acertado porque nos lo hemos ventilado bastante rápido. Ha ayudado mucho que nos hayan sentado en uno de los reservados del local - así hemos estado súper tranquilos escuchando la buena música que ponían de fondo -. 

Sin duda, un día estupendo para comenzar el viaje.

Ahora a dormir… que las cabezadas ya no me dejan seguir

Buenas noches!


Colorado 2024 - 17 NOV (día 1)

Buenas! Madrugón del bueno hoy para hacer ocho mil kilómetros en avión con parada en Londres. Casi nos da un susto cuando ha sonado el despertador pero, como ya sabemos, estos pequeños sacrificios merecen la pena cuando tienes un viaje por delante y un montón de ganas de ver cosas diferentes a la rutina diaria. Hemos tenido muchísima suerte con los vuelos: ambos han salido muy puntuales y sin incidencias. El problema es que no hemos hecho los deberes y no ha sido posible dormir en el trayecto largo. Sólo hemos dado unas cuantas cabezadas - que interrumpían la película de turno - así que nos vamos a comer un bonito jetlag estos días. 

En el aeropuerto de Denver ya estuvimos hace unos años. Ya entonces tuve unos cuantos minutos de cuartito de aduanas pero, esta vez, no he tenido nada de nada. Genial!! Así que al salir nos hemos ido directamente a la zona de coches de alquiler. Como aquí todo es tan enorme, hay autobuses propios de cada compañía que te llevan hasta su respectiva campa. Por cierto, comenzamos con la primera anécdota: se habían equivocado en la categoría de coche y nos habían dado una furgoneta familiar enorme. Menos mal que no ha habido problema en buscar un sustituto y minutos después ya estábamos en nuestro Grand Cherokee camino de Colorado Springs. 

Durante la hora y pico de trayecto hemos tenido bastante tráfico pero no se ha hecho pesado porque iba bastante fluido. Lo más curioso es que aún quedaban restos de nieve de la nevada que cayó hace una semana y pico. Entre esto y la puesta de sol ha sido un viaje muy chulo. Ya veremos si la previsión se cumple y el martes también nieva. Desde luego, por temperatura no será: 3ºC marcaba el coche hace unos minutos.

Al llegar al hotel ya notábamos el cansancio en el cuerpo a pasos agigantados. De hecho, ni hemos deshecho las maletas para ir a cenar al restaurante Lumen8, el que tienen en la planta superior del edificio. Nos han puesto junto a la ventana, que normalmente tiene unas vistas espectaculares pero, claro, de noche no se aprecia lo mismo. De todas formas no está nada mal mirar de vez en cuando a la hilera de luces nocturnas de la ciudad. Por cierto, hemos tomado un par de cocktails (Winter Vacation y Short & Stout), una hamburguesa y una Sweet Potato Shepherd’s Pie (ver FOTO) con espinacas, champiñones y zanahorias. Estaba todo muy bueno.

A ver ahora cómo pasamos esta noche. De momento, ya tengo el cuerpo preparado para caer en cuanto termine estas líneas. 

Nas nochessszzz…


Oregon 2024 - 22 SEP (día 9)

Después de tantos días fuera de casa, nos ha costado mucho meter todo en la maleta. Lo esperado, vamos. Por suerte volamos por la tarde y el aeropuerto no está muy lejos de la ciudad, con lo que podemos aprovechar bien el día (y el pedazo de sol que nos acompaña!)

El Jardín Japonés de Portland es otra razón más para valorar la singularidad de esta ciudad. Situado en las colinas de la ciudad, se considera el más auténtico fuera de Japón. Creado en los años 60, ofrece a los visitantes un oasis de paz y armonía (aunque los fines de semana se ponga hasta arriba de turistas y hay que verlo a primerísima hora - mil gracias, madrugones patrocinados por el jet lag!! -). Con la entrada te dan un mapa en el que se detallan las diferentes zonas del jardín (por cierto, tiene hasta una “tea house”). En menos de una hora se ve todo pero merece mucho la pena. 

Por cierto, ojito al tema del parking porque es complicado encontrar sitio: aún siendo de pago, hay pocas plazas y, si no hay suerte, hay que dejarlo en la calle a bastante distancia. 

A pocos minutos del jardín se encuentra Elephants Delicatessen. Es difícil describir este sitio pero digamos que es un local enorme lleno de pequeños puestos de comida donde puedes fabricarte tu lunch. Te lo hacen en el momento, con productos de muy buena calidad. Nosotros hemos pedido sopa y sandwich cada uno y estaba todo buenísimo. También tienen una zona de bar para pedir, cómo no, uno de esos ricos cafés de Portland y otra zona para comprar productos delicatessen de importación (vinos, quesos, embutidos,…). Muy curioso!

De camino al aeropuerto hemos hecho la última parada en The Grotto, un santuario católico al aire libre situado a los pies de un despeñadero. Justo este año se cumplen 100 años de su creación cuando Fray Ambrose Meyer hizo realidad su promesa de “hacer algo grande para la iglesia” (promesa que le hizo a la Virgen María tras haber salvado a su madre de un parto muy complicado). El santuario pertenece a los Siervos de María y, además tiene zona de jardines en la parte alta del despeñadero a la que se accede - previo pago - con un ascensor. 

Tras echar gasolina, devolver el coche y llegar al aeropuerto con margen suficiente, nos hemos dado cuenta de que toda esta zona y en general el estado de Oregón, se quedan un poco a la sombra de sus vecinos de Washington y California. No se promocionan mucho y quizá eso sea una ventaja para aquellos que queremos buscar pequeñas joyas escondidas lejos de las masas de turistas (no, aquí no hay grupos de chinos impertinentes). Oregón es un estado precioso con una naturaleza salvaje que atrapa. Está claro que tenemos que volver en un futuro no muy lejano para seguir viendo cosas. 

En breve montamos en el avión. A ver si podemos descansar algo antes de llegar a destino.

Hasta la próxima, Portland!!!


Oregon 2024 - 21 SEP (día 8)

Powell’s Books es una de las pocas librerías independientes que quedan en el país. En su edificio de tres plantas se encuentran libros de toda índole y no deja de ser un disfrute para cualquier aficionado a la lectura. Incluso en la parte superior tiene una habitación especial donde se pueden encontrar “rare books” (libros poco fáciles de encontrar: bien por su antigüedad, bien por tener la dedicatoria del autor, o por ser ejemplares difíciles de encontrar). A esta habitación - que tiene un límite de 14 personas - sólo se puede acceder cuando otro sale de ella y con pase de entrada visible. En estos tiempos donde Amazon gobierna globalmente, se agrade ver que tiendas así siguen en pie. 

Esto podría considerarse casi una rareza en una ciudad de poco más de 600.000 habitantes. Pero es que casualmente aquí hay muchas cosas raras que no se ven (o no hemos visto!) en el resto del país. De hecho, el lema (no oficial) de la ciudad es “Keep Portland weird!” (Mantenga Portland raro). Y, así, se puede ver a alguien haciendo calceta mientras espera en la cola de una cafeteria donde el barista se esmera en el mejor café posible. Se puede ver una competición de skate aprovechando una barra metálica de la calle. Se puede ver a gente con camisas de cuadros y ropa ancha como la que llevábamos en los 90s. Gente bien vestida andando descalza por la calle. Y, lo último,… los únicos carritos de bebé que hemos visto tenían perros dentro (los peques van como los canguros, en portabebés ergonómicos). En fin.

Por cierto, lo del café en Portland es una locura: hay locales muy de estilo europeo donde te puedes tomar unos cafés riquísimos. En este país puede considerarse como algo casi anodino (el café diario es el americano… ese tan ligero), pero en la ciudad es lo más normal poder disfrutar de un auténtico café que sabe a lo que tiene que saber. Para nosotros ha sido una sorpresa muy muy agradable.


Entre unas cosas y otras nos hemos pateado todo el downtown y el Pearl District hasta que ha llegado la hora de la cena. Teníamos reserva en Southpark Seafood y ha sido una estupenda despedida de la ciudad porque mañana ya volamos a casa. Hemos pedido King Salmón y, de entrante, un cocktail de gambones (o langostinos, porque ellos dicen que son “shrimps” y no hacen distinción). Nos hemos reído muchísimo con la presentación - nos ha recordado a ciertos platos ochenteros de nuestro país - pero, al probarlo, nos hemos quedado flipados con su sabor y jugosidad. Qué pasada, por favor!!! 

Recordatorio: no juzgar el alimento por su presentación, por muy ridícula que parezca!

Para volver al hotel hemos usado el ticket del tranvía que nos han dado esta mañana en la recepción (una vez validado permite hasta dos horas seguidas de uso). Podíamos haber estirado un poco más el regalo y darnos una vuelta por la ciudad, pero estábamos ya muy cansados y no había cuerpo para nada. Además, mañana nos espera un día muuuuy largo.

Hale, a dormir ya, que me caigo de sueño.

Zzzz…


Oregon 2024 - 20 SEP (día 7)

A una media hora de Salem se encuentra el parque estatal de Silver Falls, un lugar que los foráneos se suelen saltar pero que los lugareños adoran con locura (la recepcionista del hotel así nos lo ha demostrado cuando le hemos dicho donde íbamos). 

La entrada es gratuita pero dejar el coche en el parking cuesta 5$ (el ticket tiene que quedar bien visible en el salpicadero). Junto al mapa informativo del parque se puede coger un folleto gratuito con las diferentes rutas y la localización de las cascadas (porque, si de algo puede presumir este lugar, es precisamente de sus cascadas!). Ya sabíamos que no es la mejor época para verlas, pero aún así se puede pasar un día muy entretenido y bonito.

No teníamos muy claro qué ruta hacer pero sí que queríamos empezar por (quizá) la cascada más emblemática, South Falls. Con una caída de 54m es una de las cuatro del parque que permite su paso por detrás. Seguro que en más sitios (Islandia, por ejemplo) se puede hacer esto, pero para nosotros era la primera vez que caminábamos viendo una cascada desde el otro lado. Hemos disfrutado como enanos haciendo fotos. Una pena que no estuviese en todo su esplendor pero… es el precio de viajar en Septiembre!

También nos hemos encontrado con un par de cascadas prácticamente secas (Double Falls y Winter Falls). Con este panorama hemos decidido cambiar (y acortar la ruta) dejando las dos más alejadas para otra ocasión. 

Por cierto, no hay ningún servicio (WC) durante toda la ruta así que, si alguien no puede aguantar mucho, mejor que no haga el trayecto largo o lo pasará bastante mal (no, no hay opción de “lo hago detrás de aquel árbol”). Tampoco hay muchas oportunidades de sentarse: sólo hemos visto un par de bancos sueltos. Así que mejor dejar la comida en el coche para después de la caminata. 

En el trayecto hasta Portland nos hemos encontrado un buen atasco de salida de la ciudad (peor casi que el que tuvimos ayer nosotros). Por una vez éramos nosotros los afortunados que no tenían parones al volante. Una vez hemos entrado en la ciudad ya hemos visto los primeros esbozos de su corriente alternativa: carriles bici, gente haciendo deporte, monociclos, tándems. Incluso hemos ido un buen rato detrás del tranvía. Parece que aquí lo que sobra es el coche!

Para cenar nos hemos acercado hasta Fullerton Wines, una vinoteca muy curiosa donde nos hemos puesto hasta arriba con esta tabla de quesos y embutidos… y una cata de vinos locales. Que nos gusta mucho viajar, pero cuando vemos comida así nos sentimos como en casa. Estaba todo muy rico. Incluso los vinos, que son más bien de gusto suave americano, estaban bastante conseguidos. 

Bueno, a dormir que ya toca.

Zzzz…