Nueva York 2018 - 19 NOV (dia 3)

Cuando hace ya meses les comentamos a nuestros amigos T. y A. la posibilidad de coincidir estos días con ellos, todo parecía alinearse para que, una vez más, volviésemos a pasear los cuatro por las bulliciosas calles de Nueva York. Sin embargo, la proximidad del Thanksgiving Day ha hecho que finalmente no hayan podido venir. Como ya he explicado alguna vez, en este país se considera como un segundo día de Navidad por la cantidad de gente que se desplaza a ver de nuevo a sus familias y todo lo que eso implica. Nos habría encantado echarnos unas risas en directo o hablar de todo y de nada, pero supongo que tendremos que dejarlo para la próxima, sea cuando sea. 

Así que nos hemos puesto a caminar hacia la zona sur de Manhattan. Se nota que ya no es fin de semana, porque el ajetreo de coches y gente es constante, pero eso no impide que consigas disfrutar de la ciudad como es debido. 

Cerca del mítico edificio Flatiron, se encuentra un local muy recomendable para comer queso de calidad: Bleecher's Handmade Cheese. Conocimos la tienda original hace un par de años en Seattle y, al igual que la otra, ésta tiene ese maravilloso queso casero que hacen allí mismo y que puedes ver tras los cristales de la parte del fondo. No hemos tenido más remedio que hacer una parada técnica gastronómica... hmmm!!!

Hace años que visitamos la zona de Little Italy, pero está claro que cada vez queda menos de su esencia y pasear por sus calles ya no tiene la misma gracia que antaño. Un panel enorme da la bienvenida a la zona, pero creo que poco más se puede esperar de este pequeño barrio menguante amenazado por el potente vecindario de Chinatown. En todo caso, siempre es curioso pasar por delante de las pizzerias y restaurantes con fotos de famosos que en su día visitaron el local. Por lo menos, a los turistas siempre nos gusta!

Aunque lo que realmente nos atrapa es alguna de sus pequeñas joyas gastronómicas. Los cannoli (literalmente "pequeño tubo") son unos dulces típicos de Sicilia hechos con masa a modo de canutillo y un relleno de varios ingredientes con queso ricota. Y si alguien quiere probar unos muy muy ricos, no tiene más que acercarse hasta el Café Palermo y disfrutar como si no hubiera un mañana. De hecho, creo que están considerados como los mejores de Nueva York (ahí es nada!). 

Ha sido cuestión de minutos llegar hasta el gran barrio de la zona. Sus farolillos rojos y sus carteles con palitos ya lo dejan bien claro: bienvenidos a Chinatown.

Da igual si uno quiere comprar o no alli, porque lo realmente grande es poder pasear por sus calles y de repente sentirse en una auténtica ciudad asiática. Los puestos de comida tienen productos que no se venden en otros lugares de Manhattan y, si miras alrededor, casi tienes la sensación de que necesitarías varios días para poder fotografiarlo todo. Por cierto, hace unos días leí que la población de barrio está bajando bastante debido al incremento de precios en la ciudad y mucha gente se está trasladando a zonas mas asequibles de Brooklyn y Queens, con lo que en no mucho tiempo, seguro que se crean alli otros dos Chinatown en toda regla. 

De vuelta al hotel, hemos dejado todos los trastos y pequeñas compras del día, para después quedar con R. y E. en el Benjamin Prime Steak House. Hemos comido estupendamente y tanto las carnes como los pescados estaban espectaculares. 

En esta cena también deberían haber estado T. y A., pero bueno... como dije al principio, otra vez será.

Después de la cena, hemos paseado un poco por Bryant Park. Estaba decorado ya con motivos navideños y había muchísimo ambiente junto a la pista de patinaje. Con el estómago lleno no es cuestión de ponerse a ello pero, quién sabe, lo mismo nos animamos estos días y, cual lugareños, nos ponemos a dar vueltas y vueltas sobre hielo!

Buenas noches!

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