Cuando descubrí por primera vez fotos de estas islas me quedé prendada: esa mezcla de verde, nubes, pájaros y casitas con césped en el tejado parecía algo de auténtico ensueño. Quién iba a decirnos que en menos de un año ya íbamos a aterrizar en ellas.
Para aquellos que aún no lo sepan, las Feroe son un conjunto de 18 islas de origen volcánico que se encuentran casi a medio camino entre Islandia y el norte de Escocia. Con una población de poco más de 51.000 personas, en realidad aquí quien manda son las ovejas (más de 70.000 hasta la fecha). De hecho, la propia denominación del archipiélago significa "islas de ovejas".
Hasta ahora desde la península solo existe un vuelo directo los martes (saliendo de Barcelona), así que para cualquier otro día hay que hacer escala en otras ciudades. La más conveniente, sin duda, es via Copenhague desde la que vuelan SAS y Atlantic Airways (ésta es la línea bandera de las islas, con TRES aviones en su flota!!). Esto es justo lo que hemos hecho y la verdad es que nos ha salido muy bien el enlace - no ha hecho falta ni salir de la terminal -.
Pero desde que hemos aterrizado nos hemos encontrado de primeras con ese frío recibimiento (del que tanto habíamos leído) en forma de lluvia y lugareños distantes. Lo vivido en la oficina de alquiler de coches ha sido de risa: hemos tenido que esperar a que el encargado se fumara tranquilamente su cigarrillo! Esto en cualquier otro lugar del mundo es impensable, pero aquí... bueno, parece que las cosas van a otro ritmo.
Por cierto, NO hay cobertura GPS. Afortunadamente, en la oficina de alquiler nos han dado un mapa de carreteras y con él nos hemos tenido que apañar para llegar hasta Torshavn, la capital, donde haremos base durante toda la estancia.
Y porque hay luz hasta las mil no nos han entrado los sudores cuando nos hemos hecho un lío mental a la entrada de la ciudad: no encontrábamos el hotel!!! Hemos tenido que parar y preguntar a un lugareño porque no había forma de enganchar el camino.
Tras hacer el check-in con el trabajador menos proactivo del mundo (al que llamaremos "Jesse" cariñosamente por su parecido con cierto actor norteamericano), nos hemos dado cuenta de la contradicción que se vive por estos lares: resulta que estamos en un lugar cuyo potencial turístico es incalculable y aquí aparentemente nadie quiere quitarse la costra hostil porque da muuuucha pereza. Pues vale.
De todas formas, quizá haya que tomarse las cosas como hacen los lugareños, es decir, tranquilamente. Seguro que así nos alteramos menos y disfrutamos más del paisaje (que, a fin de cuentas, es el regalo más interesante!)
Buenas noches!
No hay comentarios:
Publicar un comentario