Islas Feroe 2019 - 16 JUL (dia 3)

Cielos cubiertos y niebla: así ha amanecido hoy en Torshavn. Y después de desayunar, además, nos hemos encontrado a uno de los encargados de adecentar el tejado del hotel. Es curioso asomarse a la ventana mientras el tipo del cortacésped hace su buena labor de un lado para otro. 

Después hemos consultado con detenimiento la previsión meteorológica en todas las islas para llegar a la conclusión de que lo único que se podía hacer es permanecer en la capital y olvidarnos del coche.

Así que, dicho y hecho, hemos estado toda la mañana en el Museo Nacional de las Islas Feroe aprendiendo un poco su formación geológica, su historia, cultura y modos de vida (los primeros habitantes fueron ermitaños de origen escocés e irlandés!). 

Lo que se ve en la foto es un tipo atado a unas cuerdas tras haber capturado varios pájaros que anidaban en los acantilados. Queda claro que la vida en estas islas siempre ha sido muy dura (quizá por eso los lugareños aún llevan en el ADN ese carácter tan cortante!). 

La entrada también permite el acceso a una zona al aire libre (a unos 500m del edificio principal, pero colina abajo) donde se ve una granja al completo,  aunque sólo se visita por dentro el granero y la estancia principal (donde es obligatorio quitarse el calzado y ponerse unos plásticos sobre los calcetines). 

En general la visita ha sido muy entretenida y, sinceramente, creo que ha sido mucho más útil y educativa de lo que esperábamos. Todo un acierto, si señor.

Después de comer, hemos estado paseando por el centro de Torshavn. Además de callejear, hemos subido a la zona del faro (que en realidad son los restos de un antiguo fuerte) y hemos entrado en un par de tiendas. No sé si es por culpa del tiempo o porque realmente esto no deja de ser un "pueblo grande", pero en general no hemos encontrado casi gente en ningún lado (cosa que se agradece y esperemos que es mantenga así durante mucho tiempo para que no se eche a perder esta tranquilidad)

Y terminamos el día con una auténtica experiencia culinaria en el restaurante KOKS. Situado "en medio de la nada" a unos 20 minutos de Torshavn, una vez bajas del coche, el encargado de turno te recibe en una especie de cabañita llamada "SKERPI", con bancos de madera y mesas alargadas, donde socializas con otros comensales mientras tomas el aperitivo (cerveza local y chips de bacalao).

Después un jeep te lleva monte arriba por un camino de cabras hasta donde realmente está el restaurante (una casita preciosa, por cierto) y donde todos los cocineros y camareros te reciben al llegar con la mejor de las sonrisas. 

El menú en total son 18 platitos de productos locales y es una MARAVILLA. Pondría foto de todos y cada uno de ellos, pero quizá esta vieira me ha impactado de lleno (la ha pescado esta mañana el propio chef Poul Andrias Ziska). Además de buena, estaba fresquísima, sabrosa,... en fin, espectacular. 

Por cierto, es muy recomendable hacer los trayectos en taxi. El propio restaurante tiene acuerdo con una compañía local de taxis y los taxistas (feroeses muy viajados, jaja) saben perfectamente cómo llegar sin problema.

En fin, a dormirrrr...

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