No sabemos cómo pero ha ocurrido: en un arranque de entusiasmo, nos hemos venido arriba y hemos decidido ir al Logan Pass entrando desde el Este. Dos horas y pico al volante en cada sentido, atravesando además la reserva india de los Blackfeet. Qué locura! Pero, sinceramente, ha merecido mucho la pena el esfuerzo.
Para empezar, conducir por la reserva es toda una experiencia: una carretera casi trazada con escuadra y cartabón, sin señalización vertical, donde lo más interesante es ver lo plano que es todo y lo lejos que quedan las Rocosas desde allí (ojo, que hemos tenido que dar un rodeo por Browning y Babb para evitar las obras de las carreteras 49 y 89... ejem!).
La entrada desde el Este se encuentra en St. Mary y conducir por la famosa "Going-to-the-sun road" es alucinante - no me extraña que en este país se considere una de las experiencias imprescindibles para hacer dentro de un parque nacional. Qué maravilla de vistas, por favor.
Pero a pocos kilómetros de Logan Pass nos ha entrado un escalofrío al ver nubes blancas por todos lados. Horreur! En el centro de visitantes no podían asegurarnos si esto iba a ser algo pasajero, porque la previsión era bastante irregular, pero ya que habíamos llegado hasta allí, no teníamos nada que perder así que hemos salido a caminar hacia Hidden Lake en medio de la niebla.
No han pasado ni 5 minutos cuando nos hemos encontrado con un enorme claro que nos ha permitido hacer unas fotos increíbles de la zona.
Porque las nubes tienen su encanto y le dan un toque de personalidad único a las fotos. Si. Hasta que llegas a Hidden Lake y te encuentras un exceso de generosidad tal que hace que sea casi imposible de distinguir agua de tierra. Vamos, que se nos han chafado las vistas desde el mirador y ni siquiera hemos podido divisar la famosa Bearhat Mountain triangular que deberíamos tener justo delante. Hemos esperado un buen rato, pero el panorama no ha mejorado ni a la de tres. Aún así, insisto, el esfuerzo ha merecido muchísimo la pena!
Tampoco nos ha importado el frío (entre 5ºC y 9ºC durante todo el camino), aunque sí nos ha obligado a comer a la vuelta en Logan Pass porque no se podía parar más de unos minutos durante todo el recorrido.
De vuelta por la carretera principal, hemos parado en varios miradores. Quizá el más interesante sea el que tiene vistas directas al Jackson Glacier (el séptimo en tamaño de los 25 que hay en el parque). Da un poco de pena ver las fotos de hace casi un siglo y comparar el aspecto de entonces con el de ahora, pero lo preocupante es que, si esto sigue así, en pocos años el parque se quedará definitivamente sin ninguno. Por cierto, dato interesante para los curiosos: aquí hay menos glaciares que en el Parque de las Cascadas del Norte - que tiene más de 300!!! -.
En este mirador nos hemos encontrado con este bichejo tan peculiar. Es una oruga oso lanuda (woolly bear caterpillar) y, según parece, los lugareños asocian el tamaño de su sección naranja con el pronóstico del próximo invierno: cuanto más pequeña sea, más frío hará. Y, a juzgar por la foto, parece que en esta zona se avecinan unos meses de algo más que chaquetita y guantes.
Otra curiosidad: como esta oruga sólo se encuentra en zonas frías, lo normal es que no le de tiempo a completar en un verano todo su proceso de alimentación para llegar a pupa, así que suele hibernar año tras año hasta completar su objetivo (algunas han llegado a superar los 10 años...). Ah. Y se convertirá finalmente en la polilla tigre Isabella. Qué cosas, verdad?
En el centro de interpretación de St Mary se encuentra una pequeña zona bastante interesante dedicada a las diferentes tribus nativas que habitaron un día junto a este parque. Para todas ellas (Blackfeet, Kootenai, Salish y Pend d'Oreille) estas montañas eran sagradas - incluso sus plantas y animales -. Los Blackfeet se referían a ellas como "la columna vertebral del mundo" y, después de haber pasado por su reserva, realmente se puede ver así desde el Este.
Ah. La foto de la derecha está hecha desde uno de los miradores del enorme lago de St. Mary que tiene las mejores vistas del pequeño islote Wild Goose. Atención cinéfilos: aquí se rodó la escena inicial de "El resplandor" de Kubrik!!!
Terminamos este intensísimo día cenando en
Three Forks Grille. Hemos tomado una ensalada de remolacha, queso y arándanos con vinagreta de
huckleberries y después trucha arcoíris con ensalada de lentejas. Buenísimo todo!
Antes de llegar al hotel, hemos aprovechado los últimos minutos de sol para conducir por las calles de Columbia Falls. No es que tenga algo especial, pero nos apetecía ver uno de esos pueblos que aparecen muchas veces en las películas.
En fin, mañana más!
Buenas noches!!