El desayuno de los campeones. Eso es lo que nos hemos tomado esta mañana en Yolk, un local cercano al hotel donde saben perfectamente cómo empezar el día con energía, jeje! La verdad es que cuando uno lee la carta tarda un montón en decidirse porque todo tiene una pinta de escándalo, pero al final han caído un "pot roast benedict" (huevos benedictinos con English muffin) y un "cheesy egg sandwich" (bagel de huevos, tomate, queso, bacon y salsa pesto). Hemos pedido también un par de capuchinos pero, ahora que lo pienso, habría estado bien pedir un chai tea latte. Que aquí estamos acostumbrados al sabor del que tienen en Starbucks y últimamente no está a la altura. Quizá para otra vez que hagamos escala en Chicago.
Con los diez dólares en la mano hemos llegado con ganas a la máquina de billetes del tren de vuelta al aeropuerto pero, OH SORPRESA, que ya no cuesta 10... sino 6 dólares. Ein?? También pedía el importe exacto, pero ya teníamos cambio suficiente para no volver a pasar el calvario de ayer. Que te den, máquina estúpida.
En fin, no hemos tenido ningún problema en los accesos al aeropuerto y además hemos pasado por el famoso hall de las banderas que sale en las películas (alguien recuerda la carrera frenética de los McAllister en "Solo en casa"?)
El vuelo también ha sido tranquilo, aunque hemos dormido poquísimo. Por eso nos ha sentado a cuerno quemado llegar al coche y darnos cuenta de que aún nos quedaba mucho para llegar a casa: la rueda de atrás pinchada. Estos neumáticos modernos (run on flat) aguantan unos kilómetros estando en estas circunstancias, así que hemos podido llegar a primera hora al taller y nos lo han reparado en unos minutos. Hemos tenido suerte añadida gracias al atasco, que no dejaba circular a nadie rápido (hubiéramos sido los lentos de turno!!)
Cuando hemos entrado en casa hemos caído en la cama como troncos. Han sido 3 horas de sueño profundo que nos valdrán para llegar más o menos hasta la noche. Espero que no caigamos en la tentación de dar otra cabezada porque eso supondría volver a pasar por el calvario del jetlag y ya no estamos de vacaciones precisamente.
Sólo de sufrir y de sufrir!
P.D: dejo aquí la canción del viaje, pegadiza como ella sola. Me encanta...
Un viaje impresionante. Una vez más, nos habéis llevado con vosotros con este blog.
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