Aún recuerdo el día en el que le dije a varios compañeros que mi siguiente viaje era a Maine. Algunos me miraron con cara de perplejidad, como intentando ubicar la localización, y otros simplemente pensaron que estaba repitiendo (una vez más) el destino de vacaciones. Aunque ninguno va a leer estas líneas, quisiera aclarar a los demás que este país es tan extenso y tiene tantos paisajes diferentes, que permite hacer cientos de viajes sin más problemas que... la propia entrada al mismo.
Ya lo he comentado varias veces, pero el trámite de la aduana es farragoso y puede poner al límite la resistencia a la frustración del más tranquilo. El año pasado me retuvieron durante 90 largos minutos en el famoso "cuartito" de Nueva York y para este viaje, además de nervios, tenía mis serias dudas sobre si volverían a repetir la jugada. Según dicen, una vez salta tu nombre en el sistema, ya poco puedes hacer. Así que cuando hemos intentado pasar nuestro pasaporte por el registro automático de entrada y ha salido la famosa "X gigante" en el papelito blanco, todas las alarmas se han disparado.
Otra vez. No puede ser. El hombre que teníamos justo delante en la fila nos ha dicho que a él SIEMPRE le paran porque, entre otras cosas, su segundo nombre es "Mohammed". De repente me he sentido menos desdichada, pero no he podido dejar de pensar en qué le pasó a mi nombre el año pasado para levantar tantísimas sospechas.
El policía que nos ha atendido parecía majo. De hecho, al pasar mi pasaporte por el escáner, ha saltado algo en el sistema. Desde mi posición no podía mirar la pantalla, pero ha tecleado algo y segundos después, me ha tomado las huellas, me ha hecho una foto y... voilá!! ya estaba admitida!!
[Por favor, por favor... pinchad en el siguiente enlace para compartir este momento conmigo...]
Ohhhhhhh... que momento de alegría, por favorrrrrr!!!!
Una vez fuera, hemos subido en el shuttle bus de la linea azul para llegar al edificio donde se encuentran todas las compañías de alquiler de coche. Nos ha atendido una señora bastante apática a la que sólo le faltaba decir que la vida era una mierda, pero con el subidón que tenía encima, me ha dado prácticamente igual. Hasta que, al acercarnos al Toyota Prius que aparecía en el papel, hemos descubierto que nos había asignado el mismo coche que a otro cliente. Bien por la señora. Premio total a la falta de eficiencia. El pobre señor, que ya estaba con todas sus cosas dentro del coche y a punto de salir del garaje, se ha acercado con nosotros hasta la oficina de control de vehículos. Allí estaba otra trabajadora de la empresa, con más ánimo que la anterior, pero también parca en palabras: "ok, quién se queda el coche y quien se espera a tener otro?". Eso si que es una respuesta tranquilizadora. Asumir el error debe de estar muy sobrevalorado en estas tierras. Alguien se imagina esto en Europa???
Como no podía ser de otra manera, le hemos dejado al hombre con su Prius y nos hemos esperado 5 minutos más para tener otro. Pero aquí la colega parece ser que tenía mucha prisa y creo que nos ha dado el primero que ha pillado en la lista. Y claro, así ocurre lo que ocurre: el coche estaba sin limpiar (!!!!!!!) y olía fatal. ¿¿Se puede saber qué pasa en esta ciudad con esta empresa de alquiler??
Afortunadamente no todo es tan malo: en medio de nuestras quejas junto a esa amalgama de olores impracticable hemos visto a otro trabajador y mientras le comentábamos que así no se podía entregar el coche... nos ha visto con buenos ojos y como "no gringos" (era hispano, obviamente) y nos ha dado, así sobre la marcha, el que estaba justo al lado, un SUV estupendo, superlimpio y con un olor a nuevo impecable. Este gesto nos ha llegado a la patata irremediablemente. Sha la la la lee... yeah!
Salir del aeropuerto Logan de Boston es toda una odisea de carriles y tráfico cansino. Parece que hemos pillado la hora punta del lunes. Afortunadamente, el GPS que compramos el año pasado funciona MUY bien y nos ha sacado del atolladero sin pestañear. Bien!
Hemos cruzado New Hampshire estupendamente (viva la carretera recién asfaltada) y en nada ya estábamos en Maine, the pine tree state, "el estado del pino" - este sobrenombre se debe a que casi el 90% del estado son zonas verdes y boscosas, donde lo que más abunda es el pino. Y para los más curiosos, otro dato interesante: la extensión de Maine es casi como la de Portugal. Ahí es nada!!
Hoy hacemos noche en Ogunquit, uno de los sitios más turísticos del estado, aunque no hemos llegado en el mejor momento, porque el cielo estaba gris y una especie de niebla meona lo cubría todo.
Siguiendo las recomendaciones de la chica de recepción del hotel, hemos ideo a cenar a Jonathan's. Este pequeño - gran restaurante se encuentra lejos de la zona turística del pueblo. Es más, diría que es el lugar donde van los lugareños porque saben donde se puede comer tranquilamente y van a ser atendidos como en casa. Según hemos leído, el dueño decidió convertir la casa de sus padres en un restaurante y desde luego fue todo un acierto. Hemos comido clam chowder (sopa espesa de almejas), vieiras del Golfo de Maine y esa cerveza de calabaza que se ve en la foto. Si, si... de calabaza. Y estaba bueniiiiiisima, al igual que los platos que hemos elegido. Qué suerte hemos tenido. Por cierto, esta cerveza sólo está disponible en Septiembre y Octubre, así que hay que aprovechar como sea para disfrutar de ese sabor de mezcla imprecisa y toques de canela.
Cuando hemos salido del restaurante ya estaba la noche muy cerrada. No me extraña que los mejores cielos del país estén por aqui, porque casi no hay alumbrado público y la contaminación lumínica debe de ser ridícula.
Nos hemos acercado hasta la zona de Perkins Cove, por si acaso mañana no nos diera tiempo o estuviera todo muy feo por la lluvia. Y, a estas horas, sin gente, las fotos tenían su encanto. Por cierto, el parking sólo se paga de 8am a 8pm, así que nos ha salido gratis, jeje!
Ahora a dormir... que ha sido un día muy muy largo y el jetlag ya nos está esperando con los brazos abiertos.
Sha la la la lee, yeah!!
:)
Una vez fuera, hemos subido en el shuttle bus de la linea azul para llegar al edificio donde se encuentran todas las compañías de alquiler de coche. Nos ha atendido una señora bastante apática a la que sólo le faltaba decir que la vida era una mierda, pero con el subidón que tenía encima, me ha dado prácticamente igual. Hasta que, al acercarnos al Toyota Prius que aparecía en el papel, hemos descubierto que nos había asignado el mismo coche que a otro cliente. Bien por la señora. Premio total a la falta de eficiencia. El pobre señor, que ya estaba con todas sus cosas dentro del coche y a punto de salir del garaje, se ha acercado con nosotros hasta la oficina de control de vehículos. Allí estaba otra trabajadora de la empresa, con más ánimo que la anterior, pero también parca en palabras: "ok, quién se queda el coche y quien se espera a tener otro?". Eso si que es una respuesta tranquilizadora. Asumir el error debe de estar muy sobrevalorado en estas tierras. Alguien se imagina esto en Europa???
Como no podía ser de otra manera, le hemos dejado al hombre con su Prius y nos hemos esperado 5 minutos más para tener otro. Pero aquí la colega parece ser que tenía mucha prisa y creo que nos ha dado el primero que ha pillado en la lista. Y claro, así ocurre lo que ocurre: el coche estaba sin limpiar (!!!!!!!) y olía fatal. ¿¿Se puede saber qué pasa en esta ciudad con esta empresa de alquiler??
Afortunadamente no todo es tan malo: en medio de nuestras quejas junto a esa amalgama de olores impracticable hemos visto a otro trabajador y mientras le comentábamos que así no se podía entregar el coche... nos ha visto con buenos ojos y como "no gringos" (era hispano, obviamente) y nos ha dado, así sobre la marcha, el que estaba justo al lado, un SUV estupendo, superlimpio y con un olor a nuevo impecable. Este gesto nos ha llegado a la patata irremediablemente. Sha la la la lee... yeah!
Salir del aeropuerto Logan de Boston es toda una odisea de carriles y tráfico cansino. Parece que hemos pillado la hora punta del lunes. Afortunadamente, el GPS que compramos el año pasado funciona MUY bien y nos ha sacado del atolladero sin pestañear. Bien!
Hemos cruzado New Hampshire estupendamente (viva la carretera recién asfaltada) y en nada ya estábamos en Maine, the pine tree state, "el estado del pino" - este sobrenombre se debe a que casi el 90% del estado son zonas verdes y boscosas, donde lo que más abunda es el pino. Y para los más curiosos, otro dato interesante: la extensión de Maine es casi como la de Portugal. Ahí es nada!!
Hoy hacemos noche en Ogunquit, uno de los sitios más turísticos del estado, aunque no hemos llegado en el mejor momento, porque el cielo estaba gris y una especie de niebla meona lo cubría todo.
Siguiendo las recomendaciones de la chica de recepción del hotel, hemos ideo a cenar a Jonathan's. Este pequeño - gran restaurante se encuentra lejos de la zona turística del pueblo. Es más, diría que es el lugar donde van los lugareños porque saben donde se puede comer tranquilamente y van a ser atendidos como en casa. Según hemos leído, el dueño decidió convertir la casa de sus padres en un restaurante y desde luego fue todo un acierto. Hemos comido clam chowder (sopa espesa de almejas), vieiras del Golfo de Maine y esa cerveza de calabaza que se ve en la foto. Si, si... de calabaza. Y estaba bueniiiiiisima, al igual que los platos que hemos elegido. Qué suerte hemos tenido. Por cierto, esta cerveza sólo está disponible en Septiembre y Octubre, así que hay que aprovechar como sea para disfrutar de ese sabor de mezcla imprecisa y toques de canela.
Cuando hemos salido del restaurante ya estaba la noche muy cerrada. No me extraña que los mejores cielos del país estén por aqui, porque casi no hay alumbrado público y la contaminación lumínica debe de ser ridícula.
Nos hemos acercado hasta la zona de Perkins Cove, por si acaso mañana no nos diera tiempo o estuviera todo muy feo por la lluvia. Y, a estas horas, sin gente, las fotos tenían su encanto. Por cierto, el parking sólo se paga de 8am a 8pm, así que nos ha salido gratis, jeje!
Ahora a dormir... que ha sido un día muy muy largo y el jetlag ya nos está esperando con los brazos abiertos.
Sha la la la lee, yeah!!
:)
Ejem ejem, puede que tu apellido lo traduzcan al revés y sea peor que el "moja"
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