Desde casi primera hora estábamos ya en el parking de Sand Beach para comenzar una de las excursiones más populares del parque: Ocean Path. Es importante llegar pronto para dejar el coche sin problemas y para no encontrarse con las hordas de visitantes. Y es que a lo largo de la línea de costa de granito, se pueden ver un montón de formaciones peculiares.
Llama especialmente la atención esa colección de pliegues en las rocas, consecuencia directa de la enorme masa de hielo que hubo en esta zona en la era glacial. De hecho, ésta es la razón de que el paisaje esté tan "redondeado" (por decirlo de alguna manera) y de que haya esas grandes líneas profundas en los grandes bloques de granito.
El Thunder Hole es una de las paradas imprescindibles (y por tanto susceptible de estar constantemente masificada). Se trata de una pequeña cueva excavada por la fuerza constante del mar y que en ese ir y venir de agua crea un sonido fuerte y violento, que recuerda a un trueno. O a un tambor gigante. Para verlo, hay que bajar unas escaleras, aunque el tramo final parece que está cortado por seguridad (mejor porque así las fotos salen estupendas). Según el panel informativo, el momento ideal para disfrutar de este efecto es dos horas antes de la marea alta. Nosotros hemos estado como tres horas antes y la verdad es que ya impresionaba el zambombazo.
El paseo ha sido muy muy agradable. Desde el camino principal es interesante acceder a las zonas de las rocas para contemplar bien el paisaje y sus diferentes formaciones.
Tras picar algo, hemos terminado el Park Loop (que cada vez tenía más coches y más gente) y nos hemos encaminado hacia el oeste de la isla. Eso sí, antes hemos parado en Somesville para hacer fotos. Y ahí ha sido donde he podido fotografiar a esta preciosa libélula roja (o Red-Veined darter) sobre una hoja. Hacía muchos años que no veía una!! Qué bonita.
Bonitas también son las vistas que ofrece el Ship Harbor Trail. El camino transcurre entre zona boscosa y costera, con pequeños tramos de matojos altos (importante taparse bien las piernas para evitar sustos indeseables de picaduras y garrapatas).
Si hubiéramos tenido marea baja, habríamos podido ver a todos esos "inquilinos" que habitan cerca de la costa y que se aprovechan de la riqueza de alimentos que transita en cada subida y bajada. Pero bueno, con lo que hemos leido en uno de los paneles informativos, ya nos hemos quedado más que satisfechos.
A pocos minutos de distancia se encuentra, cómo no, el que va a ser nuestro restaurante favorito de la isla. Como no podía ser de otra manera, repetimos cena en Thurston's Lobster Pound. Hoy ya no hemos entrado como pardillos; sabíamos perfectamente lo que íbamos a pedir sin titubeos. Dos langostas, de kilo y medio cada una, elegidas desde esta pequeña piscinita tras haber sido capturadas esta mañana. Hoy ya no hemos hecho tantas fotos y nos hemos dedicado en cuerpo y alma a la comida. Qué buena la langosta, hmmm!! Y cómo la vamos a echar de menos cuando volvamos a casa... snif!!
Ya en Bar Harbor hemos dado una vuelta por el centro. No estaba todo lo animado que se podría esperar un sábado por la noche y quizá esto se deba a las actividades astronómicas que tienen lugar este fin de semana.
Lo que sí hemos probado es el famoso helado de langosta de Ben & Bill's. Si, eso es, helado de LANGOSTA. Y está muy bueno! Y no es una simple masa triturada: se pueden ver perfectamente los tropezones del crustáceo. Ñam ñam ñam!!
Buenas noches!!
Vais a venir con la piel sonrosada de tanta langosta y¡ CASUALMENTE también helado! no se os va a poder invitar a marisco porque todo os va a parecer"marisquillo"
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