Sanjusangen-do es un templo budista que no deja indiferente a nadie. Y no me refiero sólo al exterior o la forma del mismo (que, para el que no lo sepa, es el edificio de madera más largo de Japón!). Es su interior el que se lleva el premio con diferencia.
Para empezar, dejas los zapatos en cualquiera de las baldas asignadas para ello o puedes meterlos en una bolsa de plástico (parece ser que esto es típico de templos muy concurridos). Y, subiendo una pequeña rampa, aparece el cartel de la historia del templo junto con el de FOTOS NO (y otro de "cuidadito, que cuando salgas voy a revisarte la cámara"). Así que ni he sacado las manos de los bolsillos. Sí, hacía frio y sin calzado se nota muchísimo más, ejem!
Lo que se ve a la derecha es una foto sacada de la red. No me ha quedado más remedio que recurrir a este préstamo porque intentar explicarlo es bastante dificil sin una imagen al lado. Esto es precisamente lo que no se puede fotografiar: la diosa Kannon de los mil brazos rodeada de mil estatuas a tamaño natural cubiertas de pan de oro. Brutal. Y en primera fila, protegiendo al conjunto, se encuentran otras 28 estatuas de deidades guardianas. La diosa Kannon se encuentra justo en medio, casi difuminada por una ligera nube de incienso constante. Si se tiene un poco de sensibilidad, da igual la creencia, es imposible no quedarse alli unos minutos contemplando ese rostro tranquilo y sereno de la gran estatua principal.
Por cierto, queda confirmado que cuando llueve, el "turismo (chino) de chincheta" se queda haciendo compras en los grandes almacenes. El resto de mortales debemos aprovechar esta oportunidad para por fin hacer turismo sin masificaciones. Suena a risa, pero no me quiero ni imaginar qué habría ocurrido esta mañana si todo hubiera estado colapsado de gente y griterío ininteligible. O si el templo Ginkaku-ji hubiera tenido más gente aún... uff que horror!!
Este último ha sido protagonista (sin duda) del momento mágico del día. El templo en sí no está abierto al público, pero sus jardines son realmente preciosos, especialmente en el momiji de Noviembre. Cualquier rincón parece especialmente diseñado para provocar el asombro en el visitante y ser fotografiado. Además, justo al principio, tiene un jardín zen espectacular que incluye una representación del Monte Fuji. Para no perdérselo, vamos.
A pocos minutos del templo, se encuentra el famoso "Paseo del Filósofo", un agradable camino de unos 2 km que transcurre junto a un canal lleno de cerezos. Su nombre se debe al filósofo Nishida Kitaro que solía meditar por aquí de camino al trabajo. Supongo que en la segunda mitad del S.XIX éste sería un buen lugar para ello, pero no me imagino hoy a este señor queriendo repetir sus buenas costumbres en plena temporada alta de floración del cerezo, por ejemplo.
Quizá el paseo en esta época queda un tanto deslucido, aunque no olvidemos que los arces japoneses aportan ese fantástico color rojo a cualquier rincón por muy feote que sea. Arigato gozaimasu, Momiji San!!
Se nos ha hecho un poco tarde entre foto y foto, así que nos hemos quedado con las ganas de ver Nanzen-ji, que cerraba a las 5pm y que durante estos días también organiza visitas nocturnas a sus jardines. Qué le vamos a hacer - quizá mañana haya más suerte!
Como no sabíamos donde estaba la parada del autobús para el centro, nos hemos aventurado a caminar tranquilamente por una transitada calle que, según el mapa, nos llevaba directamente sin dar mucho rodeo. Ha sido muy interesante ver ese otro Kyoto actual y moderno, sin turistas, alejado un poco de la tradicional imagen que tenemos en la cabeza. Al menos en cuestión de edificios, porque por aqui también hemos visto lugareños con kimono, jeje!
Claro que a los 20 minutos (y aprovechando que hemos encontrado una parada de autobuses) ya hemos acortado el camino - algo que nos ha venido estupendamente, porque hacía ya demasiado frío. Hemos paseado un ratito y luego nos hemos encontrado la catedral católica de la ciudad. Varias fotos, intento de lectura de papeles y misa después, tenemos una experiencia más en nuestra mochila. De verdad, qué interesante ha sido ver cómo se realiza una misa en una cultura tan alejada de la nuestra como la japonesa. Sirva como ejemplo que aquí no se dan la paz con las manos unos a otros, sino que juntan las suyas, las apoyan en el pecho y hacen una reverencia a todos los que tienen alrededor. Madre mía, que cosas.
Conforme ha avanzado la tarde cada vez hacía más frio. Cuando hemos entrado en el Lipton Tea House para cenar, estaba casi a punto de tiritar. Menos mal que la cena nos ha ayudado a entrar en calor: pollo y ternera bien calentitos. Y, ojo, buenisimos de sabor, especialmente el pollo.
Hmmm,... parece que aún lo estoy saboreando!
En fin, dejo ya esto que si no, me voy a quedar dormida delante de la pantalla. Buenas noches, konbanwa!
A mi esto de estar descalza cada dos por tres no me va porque seguro que pillaria una trancazo que el fuji se queda pequeño . Cuando vengais observaré vuestros ojillos porque entre tanto mandarín&japo se os han alargado
ResponderEliminarHabéis echado algo en el cepillo de la catedral? Coged si eso la hojita parroquial para saber quien se casa (y fillo/a de quien ven sendo)! Hay que enterarse! Espabilademe xa!
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