5:45 AM. A esta hora habíamos quedado los cuatro para nuestra última incursión en el parque. Nosotros seguimos con jetlag (¿y lo que te rondaré?) así que en realidad no nos ha costado demasiado, pero es un tanto extraño pisar la calle cuando no hay coches, gente ni casi ruido.
Bueno, lo que quizá si se pueden encontrar son animales desayunando tranquilamente. Los ciervos que se ven en la foto estaban justo al salir del hotel y ni se han inmutado ante nuestra presencia. ¿He dicho ya lo que me gusta esta zona del país?
El objetivo del madrugón era doble: poder fotografiar el amanecer más bonito de la zona y, de paso, poder encontrarse con algún gran animal del parque (especialmente alces americanos). Hemos pasado la garita de entrada casi sin parar (no había guarda forestal) y nos hemos dirigido hasta Sprague Lake. No había nada de claridad pero, ayudados de linterna y luces del móvil, hemos llegado sin problema hasta la orilla del lago. El amanecer no ha sido tan espectacular como se preveía debido a que las nubes han aparecido demasiado pronto, pero hemos podido hacer buenas fotos. Tampoco se ha asomado ningún alce americano, pero sí varios ciervos, así que el madrugón ha merecido la pena.
Para celebrar esta hazaña, hemos pasado olímpicamente del desayuno del hotel y nos hemos ido hasta
Claire's on the Park para ponernos las botas como campeones (lo que se ve en la foto es una espectacular tortilla de espinacas y champiñones con feta, y algo de fruta - hmm!!)
Luego, aprovechando la cercanía, hemos entrado en una galería de arte para ver fotos espectaculares hechas en el parque y, al salir, por fin hemos visto la zona de puestos de comida que veíamos todos los días desde el coche.
Hemos ido también (ya en coche) al famoso Hotel Stanley. Ya comenté hace días que había sido inspiración para la novela "El Resplandor". Y es que su autor, Stephen King, aprovechando su año de estancia en la Universidad de Boulder en 1974, decidió pasar una noche en este hotel junto con su mujer. Su sorpresa fue mayúscula cuando se dieron cuenta de que eran los únicos huéspedes (era ya finales de octubre, justo al final de la temporada turística). Tras pasar una noche de pesadillas varias, el escritor se levantó al día siguiente con la inspiración suficiente para finalmente publicar 3 años después la que sería una de sus novelas más famosas.
Dicho esto, hoy el hotel vive más del reclamo turístico que de otra cosa, incluso organiza tours nocturnos en busca de actividad paranormal. Sus precios son por tanto los más elevados y los clientes no hacen más que pedir la famosa habitación 217 donde estuvo el escritor alojado (habitación que sale en la novela, aunque NO en la película, donde aparece la imaginaria 237, para "evitar posibles futuros problemas con clientes" - que ironias!).
Un último dato curioso: hace 3 años decidieron poner un laberinto de setos junto a la puerta principal, para crear una mayor conexión con la película (en la novela tampoco aparece). Nosotros hemos estado un rato paseando por ahí para hacer fotos, pero supongo que en cuando los setos crezcan un poco más, aquello será el no va más para los fans de la película.
A las 12:30 ha llegado el momento de la despedida. Después de estos días tan buenos e intensos con ellos, A y T se han tenido que subir al autobús de camino al aeropuerto. Qué pena... y qué rápido se nos ha pasado todo, jo!
Con una especie de síndrome de nido vacío nos hemos adentrado de nuevo en el parque. Esta vez, rumbo a la zona más elevada, más arriba de la línea de árboles, donde no hay más que hierbas y matojos. Curiosamente, hoy hemos descubierto que esto, que se encuentra a casi 3600m de altitud, es una amplia zona de tundra alpina. Ahí es nada!!
Por cierto, el viento que soplaba era brutal. Hemos tenido que hacer casi todas las fotos desde el coche. Incluso nos ha costado muchísimo andar los pocos metros distantes desde el parking hasta el Alpine Visitor Center. Madre mia.
De vuelta al pueblo hemos hecho unas cuantas compras de rigor y luego, animados por la buena experiencia del desayuno, hemos ido al mismo sitio para cenar. Ha sido entonces donde me han subido los ánimos hasta el "Nivel Leyenda" cuando, al pedir las cervezas, ME HAN PEDIDO EL DNI para ver si tenía la edad suficiente. Toma ya. Hacía casi 20 años que esto no ocurría y ha tenido que ser aquí, en un pequeño pueblo en las Rocosas, donde consiguen alegrarme el día de manera instantánea. Buenísimo!!!
En fin, ¿he dicho ya lo que me gusta esta zona del país?
Buenas, buenísimas noches!!