Volvemos a comenzar el día con un montón de alces junto a la carretera. Para nuestros amigos ha sido algo totalmente alucinante y, gracias a sus prismáticos, hemos podido verlos de manera privilegiada.
Al igual que en días anteriores, hemos dejado el coche en el "park and ride" y luego hemos cogido el shuttle bus hasta Glacier Gorge. Aunque hemos repetido parte de la excursión del lunes, ha sido interesante compartir impresiones con A y T. Para ellos, novatos de montaña, ha sido toda una experiencia y se fijaban en cosas que quizá para nosotros ya sean obvias, como las grietas de las rocas (señal inequívoca de su pasado bajo glaciares) o los diferentes árboles circundantes. Por cierto, gracias a ellos, hemos sabido que todos los que tienen ahora mismo las hojas amarillas son álamos temblones (los famosos "aspen"!!).
En la última bifurcación, ya hemos empezado el camino hasta Mills Lake. Hemos pasado por varios riachuelos que parecían sacados de un cuadro de algún paisajista norteamericano del S.XIX para terminar finalmente en el que podría ser el lago más bonito e impresionante de todo el parque. Los cuatro nos hemos quedado casi sin habla, nos hemos sentado en una roca como embobados y hemos disfrutado del bocadillo como nunca. Ha sido genial.
Por cierto, además de ardillas rayadas y arrendajos de Steller, hoy nos han visitado a la hora de la comida un par de arrendajos grises (gray jay). También hemos podido ver de lejos (mientras bajábamos ya de vuelta) un pájaro carpintero precioso (Downy woodpecker). Qué suerte poder ver estos pájaros autóctonos, tan diferentes de los europeos!
Para cenar hoy hemos ido a un tailandés, Café de Pho & Thai, donde hemos probado por primera vez este tipo de comida. Estábamos un poco asustados porque pensábamos que nos iba a ocurrir un poco como con aquel coreano de las montañas suizas, pero la verdad es que nos ha sorprendido para bien. La camarera (súper simpática) nos ha dado a probar curry tailandés para que supiéramos lo que era (no tiene nada que ver con el indio) y entonces hemos entendido perfectamente que no teníamos nada que temer. Hemos pedido arroces bueniiiisimos (el de piña, en la FOTO) mientras volvíamos a echarnos unas buenas risas.
Ahora a dormir, que nos espera otro día intenso mañana!
ZzzzZzzz...
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