Tokyo 2019 - 20 NOV (dia 7)



A las 7:25am ya estábamos en la calle, maleta en mano, en dirección a la estación, después de habernos despedido de las vistas del Fuji por tercera y última vez en este viaje. Siguiendo las indicaciones que nos dieron ayer, hemos entrado por la zona Norte y luego, hacia la derecha, hemos seguido la línea roja pintada en el suelo hasta casi el andén. Facilísimo! El tren, tan cómodo como siempre, nos ha dejado en menos de una hora en la T2 de Narita. 



Todo ha ido después muy bien: rodaje, despegue, incluso vuelo sin casi turbulencias (al menos, cuando no estábamos dormidos!). La escala en Londres ha sido suficiente para mover un poco las piernas y luego el vuelo a Madrid ha salido tan puntual que costaba creerlo. 

Y aquí ya nos esperaban el frío y la lluvia que no habíamos tenido durante el viaje. Creo que en el fondo lo echábamos de menos. 

Ahora a deshacer la maleta y a dormir profundamente para que no nos afecte el jetlag. Después de este viaje tan intenso, ay que pereza me da!

En fin, buenas noches!!

Zzzzzz!!!!

Tokyo 2019 - 19 NOV (dia 6)



En el año 940 el samurai Taira no Masakado fue abatido tras haber liderado una rebelión contra el emperador. Su cabeza, además, se expuso en pleno Kyoto (antigua capital del país) como castigo ejemplar pero, según cuentan, la misma consiguió volver a su tierra, la llanura de Kanto, donde terminaría eligiendo su verdadero sitio de descanso. Ese lugar es justo el que se ve en la foto, cercano al Palacio Imperial y rodeado de edificios enormes del distrito financiero de Otemachi. 

Cosas curiosas sobre este monumento: 

1. Se ha intentado varias veces cambiarlo de sitio (y construir otro edificio de oficinas en su lugar) pero en todas ellas parece ser que el espíritu vengativo del samurai ha terminado paralizando el proyecto. 

2. Taira no Masakado está considerado como semidiós protector de Tokyo.

3. La presencia de todas esas ranas que se ven en el suelo (ver foto de nuevo!) tiene su explicación en un simpático juego de palabras: en japonés son homófonas las palabras “rana” y “volver a casa” (ambas se dicen  “kaeru” ). Así que esas ranas son para pedir la vuelta a un trabajo mejor o la vuelta de un ser querido, por ejemplo.



Tras validar los tickets de tren de mañana (snif!), hemos ido hasta Shinjuku Gyoen, un jardín botánico precioso. Hay varios recorridos recomendados para verlo, aunque lo mejor es dejarse llevar y hacer fotos sin agobios. Por su rareza, destaco estos cipreses de los pantanos (originarios del sureste de EEUU) cuya adaptación a medio es tal que pueden sobrevivir a inundaciones o estar largas temporadas bajo el agua gracias a que sus raíces salen a la superficie para oxigenarse. 



Y terminamos el día en el templo Zojoji, quizá el mejor sitio para fotografiar la emblemática Torre de Tokyo. Hemos tenido suerte con las nubes, que nos han regalado unas fotos preciosas. En el templo hemos pillado además a unos monjes rezando mientras tocaban un extraño instrumento de percusión. Que más se puede pedir para esta última tarde en la ciudad? 

Buenas noches!! 



Tokyo 2019 - 18 NOV (dia 5)



Lunes, planeta Tierra: día de cierre de museos. Si, pero aquí eso no es problema para un occidental porque sólo pasear ya es entretenidísimo! Y si encima lo acompañas de tiendas a tu gusto, muchísimo mejor. Por eso nos hemos acercado al barrio tecnológico por excelencia: Akihabara. Y nos lo hemos pasado genial.

Hace un par de años pasamos por aquí unas horas, pero acabamos agotados tras ver tres o cuatro tiendas de la calle principal (porque queríamos ver todo - todo, obviamente). Pero ahora, sabiendo bien de qué va el tema, sólo con pasar por delante de la tienda de turno ya vemos si merece la pena o no. La experiencia siempre da puntos!



En este barrio también hay locales temáticos y curiosos, pero nos hemos quedado con uno que servía una especie de fondues de helado. Nos ha gustado mucho aunque irónicamente lo mejor han sido los tés Matcha (en este país están de auténtico escándalo!)



También hemos pasado por Asakusa y sus callecitas junto al templo Senso-ji (llenas de puestos de comida, ropa, recuerdos... y de gente). Hemos pillado alguna cosa, pero lo mejor ha sido poder hacer fotos al atardecer de su preciosa pagoda de 5 pisos. Que bonita!! 



Siempre habíamos querido ver el famoso barrio de Ginza en todo su esplendor. Y es muy impresionante pero quizá recuerda tanto a esas calles de ciudad moderna de hoy (tipo Manhattan, por ejemplo) que en mi opinión le hacen perder un poco de encanto. A ver, no es que esté menospreciando la zona, sino que aquí no vamos a encontrar nada nuevo estéticamente hablando ni ese aire al  “Japón auténtico”. 



Y digo estéticamente de puertas para fuera. Porque en Japón la magia tiene lugar dentro. Y los locales serios donde saben atender al cliente de manera exquisita nunca van a publicitarse con colores chillones ni casi carteles. Unos simples kanjis ya nos lo dicen todo. Aunque hay que estar atentos o el local no llamará la atención y no lo encontraremos. Esto es justo lo que nos ha pasado con el restaurante Kisoji. Google Maps me indicaba su localización perfectamente pero no me decía que estaba en la 5ª planta de un edificio a la que sólo se podía acceder en ascensor. Ha sido una amable lugareña la que, al vernos con cara de confusión, se ha ofrecido a ayudarnos y nos ha sacado de dudas. De verdad lo de este país es digno de admiración. 

En el restaurante hemos sido (una vez más) los “amables exóticos”. Nos habían recomendado este local para probar esa especie de fondeu japonesa, el famoso shabu-shabu. Ojo, lectores, que esto no tiene que ver con queso fundido, sino con un puchero enorme de agua hirviendo en el que se echan verduras y carne, para después mojarlo en platitos de varias salsas (cacahuete + sésamo y/o soja japonesa). 

Pero obviamente no sabíamos que este plato tiene su orden y su técnica. No pasa nada: las camareras de kimono elegante nos han ayudado un montón y hasta les ha parecido simpático que seamos españoles. También a los clientes de la mesa de al lado, que al final han terminado charlando con nosotros. Que buen rollo, por favor!! 



Al salir del restaurante (con una enorme sonrisa en los labios) hemos paseado un poco por el barrio y nos hemos encontrado con otra zona de alumbrado navideño, con un pequeño montaje de luces y sonido bastante chulo. 

Ay. Qué rápido se nos están pasando los días. Demasiado rápido!!

Buenas noches!

Tokyo 2019 - 17 NOV (dia 4)



El Palacio Imperial se encuentra en el centro de la ciudad y aquí vive la familia real nipona. Creo que algunas estancias pueden visitarse en tour privado, pero nosotros nos hemos quedado hoy con los jardines (que, por cierto, son gratis). Aunque no hemos podido verlos al completo por obras, sí que hemos visto la zona del Jardín Ninomaru. A pesar de la cantidad de gente que había, no se nos ha hecho especialmente pesado. Preciosas las carpas de colores del estanque (por supuesto, ahí es donde se formaba el tapón de gente...)

A 12 minutos de la Puerta Otemon se encuentra el famoso Seimon Stonebridge, el puente de piedra por el que acceden el emperador y su familia (además de embajadores) a las estancias del palacio. Cuando hemos llegado hasta la zona frente al puente todo estaba lleno de orientales haciendo fotos sin parar. Nosotros hasta hemos dudado si sacar la cámara. No digo que no sea bonito, sino que no llegamos a entender esta locura de selfies con el puente de fondo. Supongo que a los europeos esto nos parece extraño porque tenemos construcciones parecidas (o mejores) de este mismo estilo. En fin. 



Después nos hemos acercado hasta Parque Yoyogi, el lugar preferido de muchos lugareños para pasar el domingo. Nosotros, para vivir mejor la experiencia, hemos hecho un pequeño picnic también con las cosillas que habíamos comprado previamente en una de esas tiendas Lawson. Nos lo hemos pasado genial, haciendo fotos y viendo cómo la gente realmente disfruta de los días soleados en la ciudad. Cosas curiosas: había un grupo de gente practicando acrobacias (bien podrían ser los del Circo del Sol) y un grupo de rockers muy divertido que no dejaba de bailar. Me encanta este parque!



Totoros para acompañar el té! No hay nada más kawaii  (cuqui) que el famoso personaje de Miyazaki. Pero si además está relleno de crema y te lo puedes comer... pues es lo más de lo más! Al suroeste de Tokyo se encuentra Shiro Hige’s Cream Puff Factory, un pequeño pero agradable salón de té donde se pueden tomar estos bollitos de crema tan ricos. Llegar hasta allí no es fácil sin GPS (gracias Google Maps, gracias SIM local!!!) pero merece mucho la pena poder pasar un rato agradable en esta casita tan sencilla como curiosa. Como tienen pocas mesas hemos tenido que esperar un poco, pero en cuanto te colocan el bollito en la mesa se te pasan todos los males. 

Por cierto, hemos pedido dos Chais para acompañar a los bollitos. Cinco minutos después se acerca el camarero agobiado y nos dice que como sólo les queda té para uno, nos dan dos vasos pequeños y no nos cobran nada porque “ha sido fallo suyo el no poder atender nuestras necesidades”. ALUCINANTE. De verdad que estas cosas sólo pasan aquí... y son dignas de admirar. ¿Alguien se imagina esto en la península, por ejemplo? 



Si. Hemos vuelto a Harajuku. Y esta vez hemos hecho pleno de cosas divertidas para comer, jeje!

En Long! Longer!! Longest!!! te lo ponen fácil si quieres vivir una experiencia culinaria propia de un dibujo animado. Sus sándwiches de “queso arcoíris” son lo más! Tienes que esperar un par de minutos para poder abrirlo y que salga el queso en una tira alargada - y preciosa para fotografiar, claro -. También de puede pedir una patata cortada entera en una única espiral y frita en un pinchito largo de madera. Buenísima!!! 

En Totti Candy Factory te hacen al momento algodón de azúcar de varios colores con forma cónica. Y son enormes!! En la foto creo que se aprecia bien el tamaño considerable que tiene...

Con todo esto queda demostrado que aquí los foráneos tenemos risas aseguradas para rato. Pero cómo nos gusta Japón, por favor!!! 

Tokyo 2019 - 16 NOV (dia 3)



En el S. XVII el famoso poeta Matsuo Bashō escribió en uno de sus haikus que el Monte Fuji era siempre bello incluso con niebla. Hasta ahora podíamos estar más o menos de acuerdo con esta afirmación pero este amanecer que se ve en la foto confirma que nada puede superar unas vistas despejadas. Lo mas impresionante es que estamos a 100 km de distancia (!!!)... y se distingue perfectamente esa cumbre cónica nevada. Tremendo. Por cierto, os ahorro la búsqueda: mide 3776 metros!



Hoy hemos visto los jardines de Rikugien. De haber estado vivo, seguro que Bashō habría escrito sobre ellos, pero resulta que estos jardines no se hicieron hasta un año después de la muerte del poeta. El recinto como tal duró poco y durante muchos años sufrió una época oscura de dejadez hasta que en el S.XIX el fundador de la actual compañía Mitsubishi, Iwasaki Yatarō, decidiera comprarlo y restaurarlo para después donarlo a la ciudad. Todo un gesto que le honra, sin duda, y gracias al cual hoy podemos disfrutar de este rincón de paz y armonía visual. 

Quizá por ser sábado nos hemos encontrado con más gente paseando por aquí pero no ha sido nada molesto, pudiendo hacer fotos sin problema y moviéndonos por todos lados a nuestro ritmo (definitivamente, las aglomeraciones son para Kyoto). 



De vuelta a la estación de metro hemos visto un local especialista en fideos de trigo sarraceno (soba). Al igual que en la taberna japonesa de anoche, en el Komatsuan no están acostumbrados a recibir mucho turista. Aún así nos han tratado con educación y nos han ofrecido el menú en inglés gustosamente. Otra cosa es que nosotros no estemos acostumbrados a comer estos fideos de tradición centenaria: parece ser que hay que comerlos rápido una vez que llegan a la mesa para poder degustarlos bien. Pero... como somos de fuera y lo de sorber fideos con ruido no lo llevamos nada bien, hemos sido más lentos de lo habitual - tanto que creo que nos han llegado a ofrecer cubiertos por si el hecho de tener palillos era un problema! En fin, risas aparte, hemos comido de lujo. Ñam ñam!!! 



Al norte de Tokyo está el parque Ueno. Es un recinto enorme en el que se encuentran varios museos importantes, unos cuantos santuarios y templos, además de un lago y... el zoo de la ciudad! Refugio de lugareños y turistas, si coincide un día de sol y buena temperatura, podemos tener la sensación de estar en un alocado hormiguero multicultural. 

Aunque no hemos visto el parque entero, sí que nos ha dado tiempo a descubrir el santuario de Hanazono Inari (ver foto). Qué maravilla contemplar de nuevo en directo esos fantásticos  torii rojos que tanto nos emocionaron en Kyoto.



Volvemos al alboroto tokyota en la zona de Ameya Yokocho, un montón de callejuelas peatonales con puestos de comida y ropa al más puro estilo nipón. Es simpático escuchar el griterío de los comerciantes sin tener ni idea (en muchos casos) de lo que quieren vender. Hemos visto pescados rarísimos, incluso unos que nos pusieron en la cena de anoche como entrante (por fin hemos descubierto que se llaman shirasu - se parecen a nuestros chanquetes). 



Hablando de pescado, existe un dulce típico japonés que tiene esta forma. Se llama taiyaki y se trata de una oblea rellena de pasta de judía roja. Lo hemos probado por primera vez en este mercadillo y ha sido una agradable sorpresa. Por cierto, ver cómo los preparan también es muy curioso, aunque desde el otro lado del cristal el artesano se esté riendo al ver nuestras caras de asombro, jeje!



Aunque en este país no son muy navideños, sí que pueden encontrarse espectáculos de luces propios de la época. En el centro comercial Caretta Shiodome han puesto esta vez uno con temática de Aladdin (el de Disney, sí) que no está nada mal. Hay varios pases cada hora y está bastante currado. Recomendable especialmente si pilla de paso (porque si no, puede estar algo a desmano).

En fin, ahora a descansar, que ya es hora.
Nas nochezzzz...





Tokyo 2019 - 15 NOV (dia 2)


Todas las ciudades, por muy grandes que sean, tienen sus pequeños rincones para desconectar del asfalto y el ruido. En el caso de Tokyo, y fuera de los grandes parques urbanos, existen pequeñas joyas históricas lejos del radar turístico que merecen mucho la pena visitar. Por eso no podíamos desaprovechar la oportunidad que nos brinda un día tan soleado y nos hemos acercado hasta los jardines de Koishikawa Korakuen

Ha sido una auténtica suerte poder llegar casi a primera hora y pasear sin prisa pensando sólo en lo bonito que era todo. No había casi nadie así que las fotos han quedado muy bien. De haber tenido otras temperaturas en esta época del año, el parque habría lucido mucho más otoñal (esa mezcla de arces, gingkos y zelkovas del Japón lo confirma) pero bueno, tampoco está mal así. 



Tanto caminar entre árboles nos ha abierto el apetito bastante pronto. No hemos dudado ni un segundo en pillar de nuevo el metro para quitarnos la espinita que se nos quedó clavada ayer: hemos vuelto a la zona de Harajuku para comer (hoy sí!!) en el divertidísimo Kawaii Monster Cafe de Harajuku. Y por fin hemos
probado esa comida tan alocada que tienen. Lo que se ve en la foto es una hamburguesa con forma de monstruo y el cocktail de detrás intenta imitar un experimento científico. De postre hemos pedido helado con trozos de bizcocho - todo de colorines, como si fuera comida para animales, jajaja!!! No será la mejor comida del mundo pero sí la más rara y simpática. Además, hemos pillado parte del espectáculo en directo que hay todos los días y nos hemos echado unas buenas risas. Larga vida al frikismo japonés!!! 



Para bajar tanto colorante artificial (y reencontrarnos con la naturaleza) hemos ido hasta el santuario Meiji, que se encuentra a pocos minutos del restaurante y es el más importante de la ciudad. Un gran torii de madera nos da la bienvenida... y un montón de gente también, claro. 

Nos hemos encontrado, además, con muchas familias porque hoy 15 de Noviembre se celebra el Shichi-Go-San. Literalmente significa “tres, cinco, siete” y en ella los niños de esta edad empiezan a ser más conscientes de su papel sintoísta. Por ejemplo, a los niños de 5 años se les viste por primera vez con el tradicional hakama y a las niñas de 7 se les cambia parte del kimono para que ya no sea tan infantil. Según parece, los ritos varían un poco según la zona, pero básicamente es una manifestación de crecimiento dentro de su creencia. Muy curioso, de verdad.



Casi de me olvida! Junto a la entrada del santuario se encuentra el precioso edificio de la estación de tren de Harajuku. Se construyó a principios de S.XX y, aunque sufrió los implacables ataques de la 2ª Guerra Mundial, se volvió a reconstruir años después y hoy podemos disfrutar de ella y de su fantástica fachada. Eso si, ahora se encuentra de reformas y ampliación para poder adaptarse a la cantidad de gente que se espera para las Olimpiadas del año que viene (no quiero ni imaginármelo!)



Para cenar nos hemos acercado a los locales que están junto al hotel. Hay una gran variedad pero nos ha llamado la atención el Yakitori Isshobin. En esta   Izakaya (taberna típica japonesa) hemos comido yakitori (pequeñas brochetas) de diferentes partes del pollo, además de rebozado de queso y gambas. Muy bueno todo!!! 



Terminamos el día con estas vistas desde la habitación... y esa sombra al fondo del gran Fujisan (que no “yama”!!!). Ayer nos enteramos que en días despejados se podía ver desde Tokyo pero nos pareció un tanto loca la idea. Y resulta que efectivamente es así. Que pasada!!! A ver si con un poco de suerte se mantiene el tiempo sin nubes y mañana podemos verlo bien. Crucemos los dedos!!

Buenas noches!! 






Tokyo 2019 - 14 NOV (dia 1)



Bienvenidos a Japón, sí...!!! 

Después de muchos meses de espera, por fin podemos pisar tierras niponas de nuevo. El vuelo ha sido via Londres (como la otra vez) pero esta vez sí hemos probado el B787Dreamliner y, sin duda, la experiencia como viajero ha mejorado muchísimo (sin ir más lejos, no hay cortinas de plástico en las ventanillas, sino un botón con el que regulas la opacidad del cristal - prometo subir foto a la vuelta! -)



Como esta vez no nos va a hacer falta el Japan Rail Pass, hemos preguntado en el stand de turismo por el Narita Express y nos han ahorrado un tiempo precioso al decirnos que en el stand que estaba a unos 10m en el hall de llegadas precisamente nos lo podían gestionar. Minutos después ya teníamos nuestros billetes de i/v a Tokyo (comprándolos así el ahorro de dinero es considerable!). Por supuesto, para la vuelta tendremos que pasarnos el día antes de regresar para confirmar el horario de tren que queremos.



El trayecto al centro dura casi una hora, pero teniendo WIFI gratuita el tiempo pasa mucho más rápido. El check-in en el hotel también ha ido sin problemas así que, tras una buena ducha (muy necesaria con estos 23°C), nos hemos acercado hasta Harajuku. Allí hemos comido en “Eggs & Things”, un restaurante hawaiano donde hemos comido súper bien. Lo que se ve en la foto es un yakitori de pollo con huevos revueltos y patatas al horno. Sencillamente espectacular. Y el trato... en fin, sobresaliente. Viva el standard de calidad japonesa!!!!




Y, de postre, nos hemos tomado un par de helados de figuritas de animales. Una monada! (o, como dicen por aquí, “kawaii”). Es imposible resistirse a sus encantos: pasar por la tienda y ver lo bonitos que quedan es sinónimo de compra segura. 

Recordatorio: la tienda en cuestión se llama Eiswelt Gelato - es pequeñita y está justo frente al Asics gigante de Takeshita Dori. 



Mirando de nuevo las notas y la guía de la ciudad, me da la sensación de que no nos va a dar tiempo a ver todo lo programado. Este país es tan diferente al nuestro que todo te llama muchísimo la atención - olores, sonidos, la propia gente! -. A ver qué ritmo tenemos mañana pero bueno... no hay que olvidar que estamos de vacaciones! Mejor ver dos cosas que muchas y de mala manera.

Buenas noches!

Recordatorio: los tickets de metro para turista de 24, 48 y 72h sólo se pueden comprar (previa presentación del pasaporte) en algunas estaciones de metro. En Otemachi, hay que ir a la oficina de la salida E1.

P.D: por problemas técnicos, me veo obligada a escribir estas líneas desde el móvil. Espero que el resultado no sea muy nefasto. 

Chicago 2019 - 25 SEP (dia 9)

El desayuno de los campeones. Eso es lo que nos hemos tomado esta mañana en Yolk, un local cercano al hotel donde saben perfectamente cómo empezar el día con energía, jeje! La verdad es que cuando uno lee la carta tarda un montón en decidirse porque todo tiene una pinta de escándalo, pero al final han caído un "pot roast benedict" (huevos benedictinos con English muffin) y un "cheesy egg sandwich" (bagel de huevos, tomate, queso, bacon y salsa pesto). Hemos pedido también un par de capuchinos pero, ahora que lo pienso, habría estado bien pedir un chai tea latte. Que aquí estamos acostumbrados al sabor del que tienen en Starbucks y últimamente no está a la altura. Quizá para otra vez que hagamos escala en Chicago.

Con los diez dólares en la mano hemos llegado con ganas a la máquina de billetes del tren de vuelta al aeropuerto pero, OH SORPRESA, que ya no cuesta 10... sino 6 dólares. Ein?? También pedía el importe exacto, pero ya teníamos cambio suficiente para no volver a pasar el calvario de ayer. Que te den, máquina estúpida. 

En fin, no hemos tenido ningún problema en los accesos al aeropuerto y además hemos pasado por el famoso hall de las banderas que sale en las películas (alguien recuerda la carrera frenética de los McAllister en "Solo en casa"?)

El vuelo también ha sido tranquilo, aunque hemos dormido poquísimo. Por eso nos ha sentado a cuerno quemado llegar al coche y darnos cuenta de que aún nos quedaba mucho para llegar a casa: la rueda de atrás pinchada. Estos neumáticos modernos (run on flat) aguantan unos kilómetros estando en estas circunstancias, así que hemos podido llegar a primera hora al taller y nos lo han reparado en unos minutos. Hemos tenido suerte añadida gracias al atasco, que no dejaba circular a nadie rápido (hubiéramos sido los lentos de turno!!)

Cuando hemos entrado en casa hemos caído en la cama como troncos. Han sido 3 horas de sueño profundo que nos valdrán para llegar más o menos hasta la noche. Espero que no caigamos en la tentación de dar otra cabezada porque eso supondría volver a pasar por el calvario del jetlag y ya no estamos de vacaciones precisamente. 

Sólo de sufrir y de sufrir!

P.D: dejo aquí la canción del viaje, pegadiza como ella sola. Me encanta...

Montana 2019 - 24 SEP (dia 8)

Último día en Montana y se nota que los ánimos están un poco bajos. Tampoco ayuda mucho que haga más frío y que el cielo esté cubierto, pero bueno, durante el desayuno hemos hecho un buen paréntesis gracias a la compañía de nuestros amigos y, cómo no, los comentarios jocosos de Rachelle, la camarera que se merece un sobresueldo sólo por el buen rollo que transmite todas las mañanas. Ah. El bollo de pan de la foto es un "English muffin" y es mucho más esponjoso que los "bagels". Parece mentira que haya sido consciente hoy de ellos y de su nombre después de tantos años de desayunos en hoteles!

Tras cerrar las maletas y preparar todo, nos hemos quedado un rato más en el hall del hotel con A. y T. Hoy querían hacer una ruta en bicicleta eléctrica  de cuarenta y pico kilómetros pasando por la zona de Apgar pero aún tenían que esperar a que mejorara el tiempo (ya se sabe, nubes grises y electricidad son mala combinación!). Nosotros, teniendo el aeropuerto tan cerca y siendo tan chiquitín, podíamos ajustarnos un montón a la hora del vuelo. Al despedirnos ha quedado clara una cosa: definitivamente volveremos a encontrarnos (si todo va bien) al año que viene en otro parque. Parece que esta pequeña casualidad que comenzó el año pasado comienza a consolidarse y podría convertirse en una tradición estupenda. Ojalá!

Hemos aterrizado en Chicago mucho antes de lo estimado, pero nuestras expectativas de llegar pronto al centro se han visto truncadas durante un buen rato a la hora de sacar los billetes de metro. Ninguna de nuestras tarjetas funcionaba en las dichosas máquinas expendedoras y tampoco teníamos el dinero exacto en metálico para ellos. Parecía una broma de mal gusto, pero después de volvernos locos, hemos entrado a una tienda para cambiar un billete de 20$. Quiero ver yo esto en Madrid, a ver qué risa les entra a los turistas. 

Recordatorio: en Chicago, billete de 10$ en mano!!!! 

Afortunadamente hemos llegado a tiempo al Catch 35, el restaurante donde teníamos hecha la reserva para cenar. Ya descubrimos este sitio hace 4 años (de vuelta de otro viaje) y creo que hemos comido igual o mejor que la otra vez. Buenísimas las vieiras y las colas de langosta (sólo faltaba el babero para sentirnos como en la costa Este, jaja!). Viva la cena de aniversario!

Después hemos dado un pequeño paseo por la zona del río. La temperatura era muy buena - nada que ver con lo que hemos tenido estos días en Montana - y daban ganas de quedarse un ratito más sentados en los bancos de madera. Pero... había que volver a descansar porque mañana tenemos una larga vuelta por delante hasta llegar a casa.

En fin, qué poco dura lo bueno. 

Night night!!

Montana 2019 - 23 SEP (dia 7)

Lo que se ve en este plato que está cubierto de una salsa color crema son los "biscuits" de este lado del Atlántico. Cualquiera con unas mínimas nociones de inglés sabe que en Reino Unido una "biscuit" es una "galleta", pero resulta que aquí es un panecillo de masa blanda que se suele tomar de desayuno junto con una salsa espesa de carne de cerdo (sausage gravy). Ya lo vimos el primer día, pero como no sabíamos lo que era, no teníamos mucho interés en probarlo. Qué suerte tener unos amigos con los que aprender cosas desde primera hora de la mañana!

El desayuno se ha alargado mucho más de la cuenta porque, con riesgo de lluvia en todo el parque, no sabíamos bien qué zona elegir. Incluso la camarera del desayuno, Rachelle, nos ha intentado ayudar con la elección (resulta que en su día fue monitora de Scouts - jóvenes exploradores! - y conoce bien la zona).

Al final nos hemos quedado en la zona del Lago McDonald y hemos dejado el coche en el parking del hotel junto al lago para hacer la excursión hasta Fish Lake

El comienzo ha sido algo duro, con subida continua y suelo lleno de "minas de caballo" (por decirlo de manera elegante). También gran parte del comienzo muestra los destrozos del incendio que causó una tormenta eléctrica en Agosto de 2017 (Sprague Fire). Pero tras cruzar el primer riachuelo, el bosque muestra su mejor cara, ofreciendo paisajes de cuento, como los que en su día pudimos ver en Olympic NP. 

Es de las pocas excursiones en las que es más bonito el recorrido en sí que el premio final. Fish Lake se encuentra rodeado de muchos árboles y es complicado hacer una buena foto del mismo. Ha sido allí donde hemos parado para hacer un improvisado picnic sobre unos troncos, poniendo un par de ponchos sobre ellos para no mojarnos. 

Por cierto, para las estadísticas: hemos tardado un par de horas en subir pero sólo una hora y cuarto para bajar. También me he resbalado un par de veces, pero en ambas he conseguido frenar a tiempo para evitar el desastre. Eso sí, a estas horas me está empezando a doler demasiado el antebrazo. Definitivamente, huele a antiinflamatorio nocturno en breve.

Una lluvia intensa nos ha pillado llegando al parking. Así que hemos aprovechado la cercanía del hotel para tomar algo y descansar un rato bajo techo. 

El hotel es uno de esos edificios históricos de comienzos de S.XX que aún transmite el espíritu aventurero de los primeros exploradores y visitantes del parque. Según nos han contado, su demanda es tal que, para conseguir alojamiento, mejor hacerlo al menos con un año de antelación. Ahí es nada. Aunque en mi caso, entre el precio que tiene, la falta de conexión y la cobertura cero de la zona... casi que nos alojamos fuera del parque más tranquilos y sin ningún tipo de problema y/o presión.

Terminamos la jornada cenando en Three Forks. Ha caído de nuevo la trucha arco iris (imposible resistirse!) pero también un risotto de pollo y una hamburguesa de bisonte. Todo buenísimo. Además la camarera (cómo no!) ha sido simpatiquísima y nos ha hecho reír un montón cada vez que se acercaba a la mesa. 

De verdad, que buen ambiente se respira en esta parte del país. ¿Por qué no será todo así siempre?

En fin, a descansar.

P.D: Antiinflamatorio tomado. Crucemos los dedos para que pueda dormir bien.




Montana 2019 - 22 SEP (dia 6)

Creo que hoy hemos tomado una de las mejores decisiones de este viaje: repetir la excursión hasta Alavanche Lake con nuestros amigos ha sido increíble. Sólo que hoy el sol ha brillado y hasta hemos alcanzado los 21ºC. 

Para no repetirme, pongo este collage de fotos de los mismo sitios que ayer (cuenca de Avalanche Creek, Avalanche Lake, los tablones del Trail of the Cedars y McDonald Lake - cómo no! -). Queda claro que en cuanto se van las nubes, el parque adquiere unos matices preciosos y la experiencia que uno tiene es totalmente diferente.

También ha ocurrido que el trayecto se nos ha hecho mucho más corto. Incluso habiendo más gente (lógico al ser domingo) hemos estado bastante tranquilos, disfrutando mucho más y prestando más atención que ayer bajo las nubes grises. Quizá por estar más receptivos de repente hemos notado que nos estaban observando y, efectivamente, al girarnos hemos cruzado miradas con un grupo de 5 ciervos que se movía sigilosamente entre los árboles. Deben de estar acostumbrados al paso continuo de gente por el sendero porque han seguido a lo suyo casi sin inmutarse. 

Al terminar las dos excursiones, nos hemos acercado hasta la orilla del lago McDonald para hacer fotos y tomarnos tranquilamente un helado de huckleberries (los arándanos pequeñitos y dulces de las Rocosas). Estaba bueníííísimo. Y sentados al borde del embarcadero hemos disfrutado del buen tiempo y de las vistas. La verdad es que daban ganas de parar el reloj y quedarse ahí una larga temporada. 

Por cierto, creo que hoy en la foto se aprecian mejor los colores de las rocas del lago. Teniendo el sol de espaldas era complicado no sacar la sombra de nuestras cabezas!

Para cenar hemos elegido el restaurante "Vaqueros", un mejicano cercano al hotel donde hemos comido estupendamente. Si tuviera que destacar algo, serían las fajitas de pollo y los tacos de pescado. Madre miaaaa!!! También han sido un acierto las bebidas con huckleberries (en especial esa Margarita gigante).

Tras unas cuantas risas, nos hemos vuelto al hotel. Creo que ha sido un día difícil de olvidar y estoy convencida de que ellos han sentido exactamente lo mismo. 

En fin, ahora a descansar, que nos lo hemos ganado.

Buenas noches!

Montana 2019 - 21 SEP (dia 5)

Descorrer las cortinas y ver el suelo mojado se está convirtiendo en una rutina algo cansina. Las nubes se resisten a abandonar el parque y hoy la previsión para la mañana era lluviosa en todas las zonas. Así que, dadas las circunstancias, nos hemos quedado junto al Lago McDonald para hacer una de las excursiones más populares.

Avalanche Lake trail fue el primer sendero oficial creado en el Glacier NP. Debe su nombre al Dr Lyman Sperry, uno de los primeros exploradores del parque, que observó durante su estancia a finales del S.XIX demasiadas avalanchas en esta cuenca del río. Lo curioso es que más de un siglo después, la sensación que uno tiene al caminar por aquí es que las avalanchas siguen sucediéndose con bastante regularidad: hay muchísimos troncos caídos por todas partes! 

Y también hay mucha gente a lo largo del camino, así que es recomendable madrugar para evitar aglomeraciones y para poder dejar el coche en el parking, por supuesto.

La excursión se hace muy agradable y se termina en menos de 2 horas incluso parando a hacer fotos. Y el regalo que espera al final, esa maravillosa vista del lago, no tiene precio. Incluso con nubes es alucinante. Por cierto, el camino llega hasta la otra punta del lago, pero es recomendable ir por la orilla (si el nivel del agua lo permite) para hacer mejores fotos.

Hemos terminado la excursión en el famoso Trail of the Cedars (camino de los cedros), el paseo más sencillo de todo el parque. Durante poco más de un kilómetro, se puede caminar entre árboles enormes por unas pasarelas de madera que están a casi un metro del suelo. En varias partes del recorrido hay carteles con el nombre de los árboles más importantes y algunos paneles explicativos. 

Recordatorio: Generalmente, como lo primero que uno se encuentra es la zona de los maderos, la gente suele quedarse aquí antes de subir al lago. Por eso lo mejor es hacerlo al revés y así se evitan aglomeraciones innecesarias. A nosotros nos ha funcionado de maravilla.

El enorme Lago McDonald domina toda la zona oeste del parque. El agua está tan cristalina porque debido a las bajas temperaturas es muy difícil que se forme plancton. Gracias a esto se ve sin problema su famoso fondo de piedras de colores. Rojos, azules, verdes, marrones... una locura visual. Precisamente éstos indican la cantidad de hierro de su composición (las rojas, por ejemplo, tienen bastante) y aunque en su día pertenecieron a grandes bloques, los glaciares se encargaron de romper, arrastrar y mezclarlo todo para que hoy podamos disfrutar de este espectáculo. La foto no hace justicia a la realidad del ojo (tampoco se podía hacer gran cosa con tanta nube) pero creo que está bien para hacerse una idea. Qué preciosidad de lago, por favor.

Hoy la cena ha sido en el Nite Owl, uno de esos sitios típicos de pueblo que salen en las películas donde es raro encontrarse con extranjeros. Pero es un sitio en el que comes muy bien en plan casero (de aquí) y todo el personal es súper amable. Hemos pedido un solomillo de ternera y una hamburguesa de pescado. 

Como era de esperar nos hemos echado unas risas con la camarera. La verdad es que no sé si es cosa de este pueblo o en general de todo el estado de Montana, pero aquí son muy simpáticos y se expresan de una manera muy divertida que te hace sonreir a la primera. 

Terminamos el día acercándonos al aeropuerto para recibir a nuestros amigos A. y T., con los que estaremos compartiendo parte de las vacaciones. Ha sido estupendo vernos las caras de nuevo, aunque precisamente las suyas reflejaban el cansancio propio de un largo viaje desde la costa Este con escala en Denver. Espero que esta noche puedan descansar bien y levantarse mañana con energía para disfrutar del parque a tope. También espero que la previsión se cumpla y mañana salga el sol todo el día!

A dormir... zzzz...