Descorrer las cortinas y ver el suelo mojado se está convirtiendo en una rutina algo cansina. Las nubes se resisten a abandonar el parque y hoy la previsión para la mañana era lluviosa en todas las zonas. Así que, dadas las circunstancias, nos hemos quedado junto al Lago McDonald para hacer una de las excursiones más populares.
Avalanche Lake trail fue el primer sendero oficial creado en el Glacier NP. Debe su nombre al Dr Lyman Sperry, uno de los primeros exploradores del parque, que observó durante su estancia a finales del S.XIX demasiadas avalanchas en esta cuenca del río. Lo curioso es que más de un siglo después, la sensación que uno tiene al caminar por aquí es que las avalanchas siguen sucediéndose con bastante regularidad: hay muchísimos troncos caídos por todas partes!
Y también hay mucha gente a lo largo del camino, así que es recomendable madrugar para evitar aglomeraciones y para poder dejar el coche en el parking, por supuesto.
La excursión se hace muy agradable y se termina en menos de 2 horas incluso parando a hacer fotos. Y el regalo que espera al final, esa maravillosa vista del lago, no tiene precio. Incluso con nubes es alucinante. Por cierto, el camino llega hasta la otra punta del lago, pero es recomendable ir por la orilla (si el nivel del agua lo permite) para hacer mejores fotos.
Hemos terminado la excursión en el famoso Trail of the Cedars (camino de los cedros), el paseo más sencillo de todo el parque. Durante poco más de un kilómetro, se puede caminar entre árboles enormes por unas pasarelas de madera que están a casi un metro del suelo. En varias partes del recorrido hay carteles con el nombre de los árboles más importantes y algunos paneles explicativos.
Recordatorio: Generalmente, como lo primero que uno se encuentra es la zona de los maderos, la gente suele quedarse aquí antes de subir al lago. Por eso lo mejor es hacerlo al revés y así se evitan aglomeraciones innecesarias. A nosotros nos ha funcionado de maravilla.
El enorme Lago McDonald domina toda la zona oeste del parque. El agua está tan cristalina porque debido a las bajas temperaturas es muy difícil que se forme plancton. Gracias a esto se ve sin problema su famoso fondo de piedras de colores. Rojos, azules, verdes, marrones... una locura visual. Precisamente éstos indican la cantidad de hierro de su composición (las rojas, por ejemplo, tienen bastante) y aunque en su día pertenecieron a grandes bloques, los glaciares se encargaron de romper, arrastrar y mezclarlo todo para que hoy podamos disfrutar de este espectáculo. La foto no hace justicia a la realidad del ojo (tampoco se podía hacer gran cosa con tanta nube) pero creo que está bien para hacerse una idea. Qué preciosidad de lago, por favor.
Hoy la cena ha sido en el
Nite Owl, uno de esos sitios típicos de pueblo que salen en las películas donde es raro encontrarse con extranjeros. Pero es un sitio en el que comes muy bien en plan casero (de aquí) y todo el personal es súper amable. Hemos pedido un solomillo de ternera y una hamburguesa de pescado.
Como era de esperar nos hemos echado unas risas con la camarera. La verdad es que no sé si es cosa de este pueblo o en general de todo el estado de Montana, pero aquí son muy simpáticos y se expresan de una manera muy divertida que te hace sonreir a la primera.
Terminamos el día acercándonos al aeropuerto para recibir a nuestros amigos A. y T., con los que estaremos compartiendo parte de las vacaciones. Ha sido estupendo vernos las caras de nuevo, aunque precisamente las suyas reflejaban el cansancio propio de un largo viaje desde la costa Este con escala en Denver. Espero que esta noche puedan descansar bien y levantarse mañana con energía para disfrutar del parque a tope. También espero que la previsión se cumpla y mañana salga el sol todo el día!
A dormir... zzzz...