Creo que esta ciudad siempre estará ligada a esas imágenes de barcos llenas de emigrantes en busca de una vida mejor. Esa América llena de oportunidades significaba para mucha gente una esperanza y una razón por la que luchar. Y, efectivamente, la historia nos ha demostrado que eso no sólo es un ideal: muchas de las grandes fortunas de este país han salido de emigrantes que "se hicieron a sí mismos". Pero, obviamente, no todo el mundo tiene la misma suerte y muchos pasan muchas penurias para sobrevivir en una tierra cada vez más competitiva. Precisamente, eso es lo que uno puede ver en el peculiar (pero increíble)
Tenement Museum.
Detrás de esos desafortunados andamios (qué mala suerte de foto, cachis!) se encuentra el edificio del museo. Cuatro plantas permiten enseñar al visitante cómo era la vida de aquellas familias que vinieron a vivir su propia aventura americana. Nosotros hemos visto la segunda planta y así hemos podido conocer la verdadera historia de un par de familias (los Gumpertz y los Baldizzi) que vivieron allí desde 1863 hasta 1935. Todos los tours son guiados y, no sé si será suerte, pero nuestra guía Ali ha sido increíble: su relato ha sido tan intenso que nos ha metido a todos en el bolsillo y, por un momento, nos hemos sentido parte implicada en la vida de estas dos familias.
Decir que recomiendo esta visita es quedarse corto: es de lo más interesante que se puede hacer en esta ciudad, después de callejear por la misma. Una pena que no se permitan las fotos dentro, pero bueno, así hemos estado muchisímo más atentos al relato de la guía. Ah, y si volvemos por estos lares, pillaremos otro tour fijo!!!
Tras picar algo rápido, nos hemos ido hasta la famosa Zona Cero. Mucho ha cambiado todo desde la última vez y, bueno, ya está terminado por fin el One World Trade Center. Se ve muy bien en la foto, verdad? Pues hay que alejarse un montón para sacarlo así de bonito. Y es que, sin contar con la antena, mide 417 metros - justo lo que medía la Torre 1 de las Torres Gemelas (snifff...) -. Con la antena mide 541 metros y se convierte así en el edificio de oficinas más alto del mundo. No está nada mal!!
Antes de subir hemos visto un rato el monumento en memoria de los fallecidos en los atentados del 11 de Septiembre. Es increíble verse ante los dos enormes huecos dejados por las dos torres en cuestión. Es entonces cuando empiezas a recordar aquel día con todos sus detalles porque... jamás olvidaremos lo que estábamos haciendo cuando nos enteramos de la terrible noticia.
Nota curiosa: algunos nombres que aparecen en el monumento tienen de vez en cuando flores. Casualidad? Cariño familiar? Más bien un recuerdo especial hacia esa persona en el día de su cumpleaños. Qué detalle tan bonito, jo.
Las entradas al observatorio de la torre se pueden comprar por internet con antelación pero nosotros, sabiendo que no habría problema alguno, hemos hecho un poco de cola y en nada y menos ya estábamos dentro pasando el filtro de seguridad como unos campeones.
Las vistas desde arriba son increíbles y los rascacielos parecen de juguete. Aunque, si me dan a elegir entre los tres miradores de la ciudad, me sigo quedando sin duda con el "Top of the Rock" del Rockefeller Center (ver la silueta del Empire State al atardecer no tiene precio!!).
Pero bueno, si tengo que elegir entre los ascensores que dan acceso a los miradores, SIN DUDA me quedo con éste. Y es que, nunca un ascensor había sido tan educativo. Ojo al video!
Qué chulo, eh??
A las 5:30pm ya estábamos frente a las oficinas de R. y los tres nos hemos ido hasta Penn Station para pillar el autobus hasta Hoboken. Allí nos esperaba E. para cenar en
McLoone's Pier House, un local con vistas estupendas al
skyline de Manhattan. Mejillones, tacos de pescado, ensalada de langosta, humus, y
flatbread (especie de tosta) de cerdo. Muy rico todo.
Tras dar un paseo por el paseo marítimo, R. nos ha llevado en coche hasta el hotel (parece mentira lo cerca que está Hoboken de Manhattan!!). Qué detallazo!!
Ahora a descansar, que falta nos hace, ay ay ay!!!