Es un verdadero gustazo poder pasear un día laborable por Central Park sin preocupaciones de ningún tipo. Aunque los colores de estas fechas no se pueden comparar con el espectáculo que ofrece el otoño, merece mucho la pena el paseo. Hemos estado buena parte de la mañana en la zona norte del parque - que no la conocíamos - y lo hemos pasado estupendamente haciendo fotos mientras las ardillas buscaban pequeños trofeos entre las hojas secas. Éstas no son tan atrevidas como las que hay en Londres pero de vez en cuando se quedan mirando para controlar los movimientos de los viandantes. Obviamente, con esta actitud tan despegada se han quedado sin mis frutos secos, jaja!
El mirador SUMMIT se encuentra en la torre Vanderbilt y ofrece una experiencia única desde el rascacielos más alto del Midtown: cristaleras con vistas espectaculares en tres plantas (de la 91 a la 93). Si alguien estaba buscando una buena foto del mítico edificio Chrysler… éste es el sitio. Es taaaan bonito…
Hay que reservar la entrada con bastante margen porque las colas que se forman pueden ser un tanto pesadas. Nuestra cita era a la 1:30PM y hasta una hora después no hemos podido subir definitivamente: regulación de gente, controles de seguridad, colocación de plástico protectores de zapatos, la foto oficial, bla bla bla… Por cierto, te dan una pulsera con un QR para ver las fotos al final de la visita (por si te apetece comprarlas, vamos).
Se incluye también el disfrute de un par de salas muy chulas. La primera es la de los espejos (donde te puedes ver en múltiples reflejos por techo, suelo y paredes). Aquí recomiendan usar gafas de sol todo el rato porque la intensidad de la luz puede llegar a provocar fogonazos o jaquecas. También hace más calor, así que en esta época del año se puede hacer pesado el tema del abrigo, guantes y demás. La otra sala tiene unas bolas enormes de aire (unos globos plateados que se mueven con el flujo de aire de ventiladores haciendo efectos curiosos en techo y suelo). Recomiendan estar en ella sólo 10 minutos pero aquí todos hemos estado lo que hemos querido, ejeeem.
Tal y como habíamos calculado, hemos ajustado para ver una puesta de sol muy bonita con el Empire State Building como protagonista. Habría quedado mejor con algo más de nubes en el horizonte pero no nos podemos quejar porque, sin duda, teníamos un palco privilegiado.
En cuanto hemos salido de la cristalera protectora de la terraza nos hemos dado cuenta de lo que supone estar en una planta tan elevada: el viento soplaba con muchísima fuerza y la temperatura era aún más baja. Ay ay ay!!
Terminamos el día cenando en Chez Josephine. Nuestra amiga E (y su marido) se han acercado a Manhattan para pasar un buen rato con nosotros. Al principio no hemos sido conscientes de ello pero, al ver el piano y la disposición del local, resulta que aquí ya habíamos estado en un viaje anterior. Muy bueno el “coq au vin” que hemos pedido!
Por cierto, ahora me doy cuenta de que no hemos hecho ninguna foto de la comida, ni siquiera del local. Supongo que eso es buena señal porque significa que hemos estado más centrados en tener una conversación interesante que en llenar el carrete de la cámara de fotos. Bien por nosotros :)
En fin, a dormirrrrrr